Estados Unidos no se retira del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), ni impondrá aranceles especiales a las importaciones que haga desde México. Respecto del primer punto, autoridades de EU han anunciado que en breve iniciarán la renegociación con México y Canadá. Si bien no sabemos lo que los presidentes de México y Canadá cedieron ante la embestida verbal del estadounidense para evitar que anunciara lo que parecía ya un hecho. Para México el solo anuncio de la presentación por parte de Trump de una orden ejecutiva para iniciar la salida de EU del TLCAN llevó al peso a su peor nivel desde mediados de marzo al perder, el pasado miércoles, 32 centavos, para terminar esa jornada en 19.20 pesos por dólar.

El otro anuncio importante que hizo el presidente Trump y que también ha dado un respiro a las autoridades económicas de México, es la no aplicación del llamado impuesto transfronterizo por parte de EU a sus importaciones provenientes de México en razón, seguramente, de que quienes pagarían un impuesto semejante serían los consumidores estadounidenses, no el gobierno de México.

En ambos asuntos es impresionante observar cómo el gobierno mexicano se encuentra a la expectativa, sin un plan propio que les permita sortear la tempestad de mejor manera. Y en ambos, el centro de la argumentación del presidente Trump es el supuesto beneficio que han obtenido del TLCAN “todos menos EU”.

Durante los 23 años de vigencia del TLCAN la competitividad de las exportaciones mexicanas se ha basado en los magros salarios y en la precarización del empleo. Para muestra está la industria automotriz, la cual ha sido una de las actividades más dinámicas de la industria manufacturera, pero también en la que se demuestra que no ha habido una relación directa entre productividad y calidad de los empleos.

De diciembre de 2012 a enero de 2017, 54% del incremento del personal ocupado en la industria manufacturera de México correspondió al incremento de la ocupación en las actividades relacionadas con la fabricación de equipo de transporte. Sin embargo, no todo el empleo generado en este sector fue de calidad, ya que el empleo subcontratado en este sector explicó 53% de su crecimiento.

Otro elemento de primera importancia para explicar la mala calidad de los empleos generados por la industria automotriz de México, son los bajos salarios pagados en comparación con otros países, particularmente con Estados Unidos, lo cual sin duda será un punto central en la renegociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), además de que los trabajadores del sector seguramente se verán presionados por el cambio tecnológico en el sector, lo que generará un panorama aún peor.

El éxito de la industria automotriz de México se ha basado en pagar los salarios más bajos de América Latina y su producción se ha orientado principalmente al mercado externo, esto a pesar de registrar elevados niveles de productividad. En este punto deberá enfocarse el gobierno mexicano a la hora de revisar el TLCAN. Al menos deberán escuchar las observaciones que se hacen desde EU en el sentido de que los muy bajos salarios pagados en México funcionan como una especie de subsidio desleal para atraer inversiones.

Otros países exportadores, como Alemania y Japón, basan su competitividad en desarrollo del llamado capital humano, es decir en la preparación de los trabajadores, México debería de dejar de basar su competitividad en los bajos salarios de su mano de obra.

Profesora de la Facultad de Economía
e integrante del Centro de Análisis
de Coyuntura Económica, Política
y Social, CACEPS–UNAM.
caceps@ gmail.com

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