La transparencia de las instituciones constituye uno de los valores en el que se fundamentan las democracias más sólidas. Es la característica que pone de relieve, y al alcance de todos, la información sobre los recursos públicos: si se emplean según lo estipulado legalmente, si el erario es respetado de acuerdo a los ordenamientos presupuestales. ¿Por qué un representante popular, una institución pública, se resistirían a los mandatos de rendición de cuentas más básicos?

Como da a conocer hoy EL UNIVERSAL, los senadores han evadido su responsabilidad de comprobar los gastos de viáticos que les asignan para hacer viajes internacionales, un hecho que contraviene lo que define la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública.

Esta información de interés público permite a la sociedad conocer parte de las actividades de los legisladores, por lo que al negarse a hacerla pública repudian una ley que ellos mismos aprobaron. El reglamento del Senado estipula que en viajes internacionales, por día y en los países que integran la zona euro, los legisladores cuentan con 450 euros en viáticos, mientras que en el resto del mundo tienen 520 dólares. ¿Gastan todo? ¿En qué? ¿Regresan una parte? No hay reporte de ello.

A pesar de la turbulencia económica nacional e internacional, a lo largo del año pasado, el Senado gastó 24.7 millones de pesos en boletos de avión y viáticos para 84 viajes internacionales. En el año previo, 2015, se gastaron 17.1 millones de pesos, por lo que la erogación se incrementó en una tercera parte, dado que en 2016 se pagaron 7.6 millones de pesos más para las giras al extranjero.

No solo deben notarse las reiteradas negativas de los senadores para, en lo posible, omitir la información sobre los viajes al extranjero que realizan y que justifican como actividades propias de su trabajo, sino que a pesar de que existe un acuerdo de austeridad, en el Senado es común la compra de boletos de avión con un valor comercial superior a 150 mil pesos.

Al no informar oportuna y detalladamente sobre los costos al erario de los viajes, no solo están violentando el principio de rendición de cuentas o la ley en la materia que aprobaron. En el fondo, envían el mensaje de que ellos son la excepción cuando se aplican las reglas que son para todos los sujetos obligados de ser transparentes.

¿Dónde nacen los intentos de ocultar los gastos de los viajes al extranjero de los senadores? Los precios de los boletos que adquieren normalmente son altos, de los más costosos, y los privilegios de los que gozan, los viáticos que disfrutan, están fuera del alcance de los ingresos del mexicano promedio.

Mientras la inflación en México sigue al alza y la volatilidad internacional se mantiene, los senadores tienen la oportunidad de hacer patente su interés por la economía de los mexicanos, por rendirles cuentas. Pueden comenzar siendo transparentes y no derrochar en lo relativo a sus viajes al extranjero.

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