Que más de la mitad de los estados del país tengan o estén en proceso de declarar la Alerta de Violencia de Género evidencia, aún hoy, la generalizada situación de hostigamiento y violencia contra las mujeres.

Sinaloa se unirá próximamente a otros seis estados —Morelos, Chiapas, Veracruz, Estado de México, Michoacán y Nuevo Léon— que cuentan ya con una Alerta de Violencia de Género. En cinco municipios de esta entidad, señala el Informe del Grupo de Trabajo para atender la Solicitud de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, “la violencia contra las mujeres está naturalizada e invisibilizada”.

Lamentablemente la situación que se vive en esos cinco municipios sinaloenses podría extrapolarse a muchos otros lugares del país en los que la mujer es todavía denostada, discriminada, violentada físicamente y, en casos extremos, asesinada.

La declaratoria de Violencia de Género es un instrumento útil e importante para combatir la problemática, pues hace énfasis en que cierto territorio carece de garantías para la libertad y seguridad plena de las mujeres; sin embargo, no es suficiente.

Este fenómeno, tan complejo y socialmente arraigado, necesita ser atacado desde diversos frentes; educación, cultura laboral o acceso a la justicia son sólo tres aristas fundamentales para la lucha contra la violencia a la mujer.

Y es que, si se ha de buscar una solución, ésta debe partir de las causas, no de las consecuencias. Cifras sobre feminicidios, violencia e inequidad de género nos sitúan al final de una larga lista de injusticias y prejuicios que se han asentado a lo largo del tiempo en nuestra cultura; las raíces de éstas se erigen, entonces, como el frente fundamental a atacar.

Entender en qué se basa esta nociva e incorrecta infravalorización de las mujeres, inculcar en los más jóvenes la idea de la igualdad de género y empoderar a las niñas para no replicar modelos discriminatorios contra las mujeres se vuelven tareas básicas para brindar a las mexicanas las garantías que han ido perdiendo.

Las entidades federativas deben comprender que al activar una Alerta de Género en sus territorios no están siendo estigmatizados; por el contrario, es una oportunidad para generar condiciones de Derecho, paz, respeto y convivencia armónica.

El país ya no puede darse el lujo de perder a seis mujeres cada día a causa de la brutalidad feminicida. Es momento de tomar cartas en el asunto en serio y de manera permanente, no sólo en la víspera de una efeméride, y abatir las causas y efectos de la “ideología” del machismo que ha existido durante tanto tiempo.

Revalorizar el papel —importantísimo— que juegan las mujeres en toda sociedad es tarea básica a la que todos, individuos e instituciones, debemos coadyuvar.

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