¿La situación en México en materia económica, social y política es buena o mala? Para contestar a la pregunta hay que buscar un punto de comparación y a partir de ello conformar una respuesta.

Para ese fin, las evaluaciones que periódicamente realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) son de gran ayuda. México ingresó al organismo el 18 de mayo de 1994, cuando el país comenzaba a tener mayor presencia internacional y se había vuelto socio de sus vecinos Estados Unidos y Canadá, gracias al tratado de libre comercio que entró en vigor ese año.

México se convirtió, en ese entonces, en el integrante 25 de la OCDE, que agrupa a los países más desarrollados. A partir de su incorporación, las acciones gubernamentales son contrastadas con las mejores prácticas en el ámbito internacional. Desde esa fecha, México es incluido en las diferentes evaluaciones que hace el organismo, una de las más conocidas es la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos), en la cual la educación mexicana nunca ha salido bien librada.

Ayer la OCDE dio a conocer el Índice para una Vida Mejor. México sale reprobado en 10 de los 11 temas, que reflejan la calidad de vida que puede tener un país. Los aspectos evaluados fueron: vivienda, ingresos, empleo, comunidad, educación, medio ambiente, compromiso cívico, salud, satisfacción, seguridad y balance vida-trabajo.

México ocupa el último lugar en comunidad (la población no conoce a alguien en quien pueda confiar cuando lo necesite) y educación; así como el penúltimo sitio en seguridad y balance vida-trabajo.

Sin embargo, la calificación más alta la obtuvo en compromiso cívico (que evalúa principalmente la participación en procesos electorales), al obtener la tercera mejor evaluación entre 38 países; incluso dentro de este rubro, México obtuvo la puntuación más alta de la OCDE en nivel de participación de los interesados en la elaboración de regulaciones. En los seis aspectos restantes México se encuentra siempre por debajo del promedio.

¿Le sirve a México que le señalen lo que cada ciudadano sufre en la vida diaria: las deficiencias en el sistema de salud, la precarización del empleo, la inseguridad…?

Este tipo de indicadores únicamente será útil si se le considera para modificar las actuales políticas públicas y someterlas a evaluación constante con el fin de verificar su avance o eventual fracaso; si sólo se queda en el escritorio de los funcionarios, el esfuerzo de la OCDE habrá sido inútil y el siguiente índice sólo serviría para recordar que nada se ha hecho.

Al final, para conocer la situación objetiva del país, siempre será mejor compararnos con los más avanzados porque allá es a donde se busca llegar.

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