Uno de los grandes pendientes que tiene este país es la mejora en los servicios de salud. México ha presumido desde hace años que la clase trabajadora tiene acceso a la atención médica gratuita, pero ésta ha decaído en los últimos años sin acciones que hayan logrado revertir tal situación.

Es cierto que el trabajador paga una mínima parte vía descuento salarial por la atención médica, por el acceso a equipo de diagnóstico y por recibir las medicinas sin costo, pero pierde jornadas laborales completas para ser atendido unos minutos por un médico de primer contacto. Si requiere el servicio de un especialista, pueden pasar hasta seis meses para que sea revisado por el siguiente doctor. Si requiere atención quirúrgica pueden transcurrir otros seis meses. Para aquellos que no son derechohabientes están los servicios del sector salud, donde pueden ser atendidos de una manera bastante similar.

Ayer, durante el Día Mundial de la Salud, autoridades de la materia y gobiernos estatales anunciaron una nueva forma de coordinación, que conducirá gradualmente a la universalización y la portabilidad de la atención médica. Todos los servicios públicos de salud de una entidad estarán disponibles para la población, sin importar el servicio al que esté adscrito. Si un derechohabiente del ISSSTE, por citar un ejemplo, requiere un servicio de resonancia magnética que no otorgue el ISSSTE, ya no tendrá que trasladarse a otra entidad o a la capital del país si en ese estado el IMSS cuenta con el equipo, pues podrá acudir allí a que le realicen el estudio.

Como toda medida, hay que ponderar las consecuencias: ¿no implicará —siguiendo con el ejemplo— la saturación de servicios ahora en el IMSS? Se busca facilitar la vida del enfermo, no complicársela. La respuesta está del lado de las autoridades y de la capacidad de coordinación que logren las partes, así como de la dotación de personal humano para enfrentar la carga del trabajo.

El programa iniciará en tres estados: Oaxaca, Estado de México y Baja California Sur. En la etapa inicial, los prestadores de servicios de salud federales han acordado 14 servicios que podrán ser otorgados indistintamente por las instituciones del sector.

El reto no es fácil, se requerirá un uso inteligente de la infraestructura hospitalaria, de los recursos económicos y de los ya mencionados recursos humanos. El derechohabiente será el primero en sentir cualquier mejora del servicio y en reconocerlo —así como en este momento cuestiona las carencias y los retrasos—. Habrá que estar atentos a la reacción. Ellos serán el mejor indicador de que el plan funciona... o fracasa.

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