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El mapa electoral de la Ciudad de México dio un vuelco en los comicios intermedios de 2015. No es que los habitantes hayan cambiado de inclinación política: la izquierda es mayoría. El problema es que rompieron las distintas expresiones de izquierda que habían convivido históricamente en el PRD.
La irrupción de Morena, arrastrada por la imagen de Andrés Manuel López Obrador, tiró las fichas de un tablero que se mantuvo estable 18 años. El PRD se debilitó claramente y hasta la fecha sigue un proceso de atomización que lo pone en una situación difícil para la elección de 2018.
La Ciudad de México ha sido bastión y fuente de recursos casi inagotables para el perredismo. Morena se enfila para quedarse con tal botín, que no le es ajeno; el gobierno de Miguel Mancera, con niveles de aprobación a la baja en los últimos meses, enfrenta la posibilidad de ser el último de la era del PRD.
Si un triunfo de Morena sobre el PRD significa una alternancia está a debate, pues podría argumentarse que sería una continuidad de un control que mantuvo la porción lopezobradorista del perredismo durante muchos años en la ciudad.
Ayer, EL UNIVERSAL dio a conocer su encuesta sobre las preferencias de los capitalinos. Cuando se pregunta por partido, el PRD se mantiene ligeramente arriba de Morena, 15.3% contra 13.8%. Pero cuando se ponen nombres de posibles candidatos a la jefatura de Gobierno para 2018, el ejercicio de distintos “careos” muestra que de todas, todas, ganarían los de Morena.
El delegado Ricardo Monreal es el mejor colocado hasta ahora, seguido de la ex secretaria Claudia Sheinbaum y el ex presidente de Morena Martí Batres.
Los tres se imponen a los aspirantes del PRD, como Alejandra Barrales, José Ramón Amieva y Manuel Granados. Y a los de otras fuerzas como Rosario Robles, Aurelio Nuño y Xóchitl Gálvez.
En la capital del país, AMLO y sus seguidores traen la mano. Mancera, que llegó al cargo con el mayor porcentaje de votos en la historia de la elección de jefe de Gobierno (65%) hoy tiene una aceptación de 38%. La tendencia para él y el perredismo es a la baja.
Ser primera fuerza en la CDMX, como se ha demostrado con Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador, no es suficiente para ganar la Presidencia de la República. Pero entre las formaciones de izquierda, la que se consolide en la capital podría ser la única con posibilidades de seguir peleando por llegar a Los Pinos.
Si 2015 fue la primera prueba, el 5 de junio de este 2016 es la segunda: los capitalinos deberán elegir a 60 de los 100 diputados que integrarán la 1ª Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. Con todo y que los 40 restantes le dan un colchón de seguridad a Mancera, en los comicios directos de 60, Morena arranca con ventaja.
Mancera tiene posición y presupuesto para remontar. Tiene cada vez menos tiempo. Y también están las candidaturas independientes, que parecen ser la verdadera pesadilla de AMLO: una fuerte, desligada de las élites y burocracias partidistas y con buena imagen, podría dar la sorpresa.
SACIAMORBOS. Cuentan los que fueron al cumpleaños que El jefe Diego no fue el más buscado por sus invitados para tomarse la selfie. Los más taquilleros resultaron el que privatizó la telefonía y el que se benefició de ello.
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