James J. Heckman, Premio Nobel de Economía en el año 2000, dictó una conferencia magistral en la Cámara de Diputados, invitado al “Congreso Internacional Aportaciones para el Presupuesto Base Cero” por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, en la que afirmó: “en México prevalece la corrupción, los recursos se gastan de forma inversa, el crecimiento en todos los rubros es inequitativo, y hay una excesiva reglamentación en materia económica”. Recomendó “repensar las políticas públicas y priorizar en el Presupuesto los programas productivos que mantengan un retorno de recursos; una estrategia centrada en desarrollo humano. No pensar en el dinero solo para reducir problemas, sino para prevenirlos”.

El Presupuesto base cero (Pbc) es una técnica. Sólo eso. Este hecho lo destacó, en el mismo acto, Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Coneval sugirió que se fijaran objetivos concretos y medibles en el proceso de asignación del gasto para conocer el impacto de las políticas públicas. Con ello minimizó la discusión que se centra exclusivamente en la metodología.

Las palabras del profesor de la Universidad de Chicago hacen énfasis en la falta de previsión de los problemas sociales en el proceso de formulación del presupuesto y en el impacto de los programas gubernamentales en la intervención temprana para combatir la pobreza desde la niñez, aunque reconoce que estos son una mejor estrategia que dar “limosnas para los pobres”.

Los consejos del investigador premiado son atendibles. Incluso se han convertido en un lugar común en el debate público en México. Sin embargo, hay que señalar que los problemas estructurales de la economía como la desigualdad social, la baja productividad y la informalidad no son solucionables con la adopción del Pbc.

El objetivo es racionalizar el gasto para evitar que dos o más instancias gubernamentales ejerzan recursos aisladamente para el logro de una misma meta (fusión de programas) o que se eliminen erogaciones que no contribuyen significativamente al logro de resultados (recortes). La modificación de la estructura programática es una reacción a la baja sensible de los ingresos no fiscales (baja de la producción y de los precios del petróleo), tal y como lo ha señalado la SHCP, y es un ejercicio ineludible, si lo que se pretende es evitar el crecimiento del déficit presupuestal.

El combate a la pobreza es una estrategia de largo plazo en la que las condiciones de desigualdad social que padece nuestro país provocan que, en muchas ocasiones, las políticas públicas se rezaguen frente a los problemas y el impacto positivo se diluya. El Profesor Heckman reedita el debate sobre la efectividad del gasto social (Prospera) en la superación de la pobreza infantil y reproduce la idea compartida por la mayoría que ésta no se logra sólo con transferencia de recursos. Es necesario prever los efectos del presupuesto fuera del ejercicio anual del presupuesto.

De ahí que el Pbc sea una oportunidad para revisar el destino del gasto público y cuestionarnos socialmente la conveniencia de mantener, aumentar o eliminar el apoyo a ciertas actividades o grupos. Esta tarea, que será la primera de la nueva integración de la Cámara de Diputados, debe orientarse a la previsión de problemas futuros, sin olvidar que lo urgente está ahí y es inconveniente ignorarlo. Una buena sugerencia es que se fijen como producto del debate político, objetivos concretos y medibles, lo que es el inicio de una buena planeación y base de la evaluación la gestión pública.

Carlos Fernando Matute González

Profesor del INAP

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