Una de la piedras angulares y herramientas esenciales de la diplomacia es la comunicación. Pero cuando esa comunicación se basa en emboscadas y ultimatums, es muy complicado tener un dialogo constructivo. Este debería ser el inicio de una conversación integral para mantener la tracción en una relación bilateral estratégica que le ha dado bienestar, prosperidad y seguridad a mexicanos y estadounidenses por igual desde hace dos décadas.
Las condiciones no existen hoy para una visita del presidente la próxima semana. No hay aun un gabinete estadounidense confirmado -y mucho menos funcionarios de nivel 2 y 3, que son los que conducen directamente la relación con Mexico- como para poder sentarse a negociar la agenda completa, con todos los temas vinculados unos con otros, tal y como ha subrayado el gobierno mexicano que es su intención y como debe ser lo correcto en estas circunstancias.
 Y ante posiciones que hoy se articulan con base en visiones de sólo es "a mi manera", posponer y dejar que los equipos trabajen y vayan definiendo parámetros de la conversación es la mejor estrategia en este momento.

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