Han transcurrido 28 días desde que el empresario y precandidato republicano Donald Trump, imbuido por una mezcla de populismo billonario, nacionalismo flatulento y racismo rancio, caracterizó a los migrantes mexicanos en Estados Unidos como “violadores”. Muchos me han preguntado a través de mi cuenta en Twitter por qué dedicar tiempo y caracteres a rebatir su estridencia antimexicana. Es un hecho que las provocaciones de Trump persiguen como axioma lo que siempre lo ha caracterizado: atraer a como dé lugar reflectores. Ello es particularmente relevante en momentos en que suman ya 15 precandidatos republicanos y por ende es menester sobresalir para ganar tracción mediática y política. Y si bien su decisión de usar un discurso antiinmigrante tiene eco y es popular entre sectores conservadores de opinión pública estadounidense, una vez superado el proceso primario de su partido, no será Trump quien ostente la nominación. Es posible incluso que como Ross Perot antes que él, acabe lanzándose como candidato independiente, restando votos a su actual partido. No debemos sobredimensionar a Trump pero sí hay que confrontarlo por principio y porque sus declaraciones alimentan percepciones negativas de la migración latinoamericana y sobre México que persisten en algunos rincones en EU.

Pero este episodio también ha abierto ventanas de oportunidad para cinco actores distintos. La primera es para la comunidad hispana y su creciente empoderamiento económico y político: su poder adquisitivo alcanzará 1.5 billones de dólares en 2015, y con una edad promedio de 27 años, son una década más joven que la media estadounidense. Ello explica en gran parte la decisión de Macy’s y NBC-Universal de cancelar contratos con Trump. Si a ello agregamos que el voto hispano ya decantó la elección y reelección de Obama, la comunidad hispana ha aprovechado con creces las declaraciones de Trump para movilizarse y mostrar su creciente musculatura política. La segunda abre a empresas mexicanas con presencia e intereses en el mercado estadounidense una oportunidad para hacer por primera vez causa común con esta comunidad y particularmente con la diáspora mexicana. Las acciones tomadas por Televisa y Grupo Carso contra Trump, en resonancia con Univisión en EU, son un paso en la dirección correcta para el empresariado mexicano: conectar más y mejor con los hispanos y mexicoamericanos, no sólo como consumidores potenciales sino como aliados de sus causas. Para el Partido Demócrata, este episodio abre una oportunidad más para posicionarse indefectiblemente a favor de la reforma migratoria y abrir en sus filas mayores espacios de representación para hispanos. La reciente elección para la alcaldía de Chicago, en la cual un concejal de origen mexicano, Chuy García, obligó al alcalde Rahm Emanuel a ir a segunda vuelta electoral, es una lección para ese partido de que no debe dar por hecho el apoyo electoral hispano. Para el Partido Republicano lo que está en juego con este episodio es aun más trascendente. Con algunas excepciones notables, su liderazgo sigue sin rechazar públicamente las declaraciones de Trump. Confrontan una disyuntiva fundamental para la elección presidencial en 2016: cómo motivar a su base —que siempre ha sido la clave para su éxito electoral— sin abrirle la puerta al sector más radical sobre el cual se ha montado Trump y sin enajenar a jóvenes e independientes, un bloque de votantes decisivo para ocupar la Casa Blanca. Y dados los cambios demográficos y políticos que se perfilan en EU (la comunidad hispana se convirtió la semana pasada en mayoría en California), si el Partido Republicano desea ser opción político-electoral para la presidencia en el futuro, debe buscar la manera de reconectar con los hispanos. Cuando uno está en un hoyo, la única manera de salir de él es dejar de cavar; Trump podría brindar a candidatos más moderados la oportunidad para pivotear, denunciar al empresario y comenzar el difícil proceso de reconstrucción de su relación con el votante hispano. Finalmente, el gobierno mexicano tiene una oportunidad de oro para abonar al trabajo de alianza que se hizo en años recientes con organizaciones cupulares hispanas y aprovechar la tracción política de la movilización contra Trump. Algunos de los actores que menciono aquí ya han sabido aprovechar las declaraciones de éste para hacer con ellas jiu-jitsu; otros aún no lo hacen. Pero a todos, por razones distintas, les conviene confrontar a Trump, quien sin querer ha puesto la mesa para un reacomodo de la narrativa con respecto a los migrantes y potencialmente con respecto a México. ¡Gracias Sr. Trump!

Embajador de México.

@Arturo_Sarukhan

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