Miguel Ángel Yunes y Alejandro Murat gobernarán con casi todo en contra; por eso, más que gobernadores parecerían síndicos de la quiebra. ¿Cuáles son algunos de los desafíos mayores que tienen por delante?

1) Hoyos incalculables en las finanzas públicas y enormes deudas cuyos pagos de intereses dejan pocos recursos para atender las necesidades más apremiantes de la sociedad;

2) En el caso de Veracruz (y algo menos en Oaxaca) una delincuencia desbordada (secuestros, homicidios, feminicidios, desapariciones forzadas) y las evidencias de la colusión de corporaciones policiales con el crimen;

3) El desorden administrativo al que se agrega la pesada carga burocrática; lo que se explica, en parte, por la presencia de quienes cobran sin trabajar;

4) En Oaxaca, exceptuando el turismo, una planta productiva precaria, sin la infraestructura necesaria para el despegue de la entidad y un sector educativo lastimado por las líneas de acción de la CNTE, y

5) En ambos casos, una irritación ciudadana que, harta de esperar, reclama resultados inmediatos.

La alternancia no garantiza, necesariamente, que se enderezará el rumbo. Ya lo vivimos en el año 2000 con Vicente Fox. El alto vacío, como lo llamaba Porfirio Muñoz Ledo, no sólo incumplió sus promesas de campaña sino que resultó un demagogo y un frívolo que dilapidó el capital político con el que llegó a Los Pinos. Más recientemente está el caso del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, El Bronco, que no ha tocado a su antecesor, Rodrigo Medina, ni se ha percatado de que ya terminó la campaña.

En Veracruz, creo, se irá a fondo para perseguir a la pandilla que detentó un gobierno de tropelías inimaginables. Los primeros pasos de Yunes anticipan que va en serio y, aunque tiene un angosto margen de maniobra, tanto por la bancarrota de las finanzas públicas como por el escaso tiempo de su mandato (sólo dos años), logrará restituir al patrimonio del estado algo, ojalá mucho, de lo que se robaron sus antecesores: Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte.

La dimensión de los agravios y la rudeza de su lucha política hacen esperar que Yunes emprenda una revisión exhaustiva del desorden legado por sus antecesores, quienes deberán enfrentar la acción de la justicia.

También contará la ayuda de la PGR para perseguir a Duarte y sus cómplices. Lo hará porque su titular, Raúl Cervantes, necesita legitimarse para poder llegar a la Fiscalía General de la República; y, en esa lógica, le servirá contribuir a recuperar el dinero saqueado de las arcas públicas y atrapar a Duarte —lo mismo que al prófugo Tomás Yarrington, ex mandatario tamaulipeco. A ello contribuirá, por supuesto, la decisión del presidente Peña Nieto de quitarle el blindaje a su antiguo amigo: los excesos de Duarte rebasaron todo límite, por lo que seguir protegiéndolo estaba resultando muy costoso.

Hay que subrayar que ese robo desquiciante ha dejado a Veracruz, como dijo Yunes, en “la etapa más negra de su historia”; porque se ha traducido en una grave crisis financiera y de seguridad pública, pero también con impactos en materia de salud, alimentación, educación y el bienestar de millones de veracruzanos.

En Oaxaca se vive la decepción de Gabino Cué, quien llegó impulsado por una coalición PAN-PRD-PT-Convergencia. Lo que se ha revelado muestra un desorden administrativo, crecimiento desmesurado de la deuda e indicios de enriquecimiento del propio Cué y su círculo más cercano.

Sin embargo, el reto mayúsculo para Alejandro Murat serán la CNTE, su aliada la APPO y sus contactos con la guerrilla. La pregunta es si estos grupos lo doblarán, como han doblado a todos los gobernadores de Oaxaca desde Heladio Ramírez.

Murat habla de convocar a la creación de “un frente común para generar gobernabilidad, estabilidad, inclusión, e ir en contra de la injusticia, la exclusión y la parálisis”. Es un anuncio encomiable, pero la intransigencia de la Coordinadora, que entiende diálogo como rendición, no permite anticipar resultados positivos.

Ningún gobierno estatal (ni Oaxaca ni Chiapas, Guerrero o Michoacán) tiene con qué frenar a la CNTE si la Federación no está en la misma lógica, y lo que hemos visto hasta ahora es un comportamiento errático del gobierno de Peña en este campo. Alejandro Murat es amigo del Presidente; eso puede ayudar, y más en este gobierno, pero está por verse.

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.

@alfonsozarate

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