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Da lo mismo si juega en uno de los estadios más grandes de Costa Rica o sobre un césped sintético, con no más de mil espectadores en rudimentarias tribunas. El nombre de Luis Ángel Landín genera expectación. Se trata de una figura en la liga tica, genuino estandarte de los casi 30 jugadores mexicanos “exiliados” en Centroamérica.

El delantero milita en el Herediano, uno de los clubes más populares en Costa Rica. No ha terminado de ganarse la titularidad, pero su presencia siempre impacta a los aficionados. Más allá de su nacionalidad, la fama que tiene ganada le hacen un atractivo para todos.

Ahora vive en Costa Rica, con un sueldo mensual que no rebasa los 12 mil dólares. Las grandes remuneraciones se quedaron en México, cuando el Guadalajara lo buscaba incansablemente para que fuera su goleador.

“La Liga [tica] está creciendo en cuanto a infraestructura y sueldos”, comparte Landín. “No se compara con México, pero a nivel futbolístico está creciendo mucho”.

Su equipo es uno de los punteros, pese a que ayer empató como visitante (0-0) frente la Universidad de Costa Rica. Landín ingresó en el segundo tiempo y provocó un penalti, pero lo falló.

Hace dos años que llegó a este país, para jugar con el Pérez Zeledón, de donde saltó al Herediano.

“Extraño mucho México, mi familia, la comida... Pero en la vida hay que luchar y Costa Rica me abrió las puertas”, subraya. “Estoy muy agradecido con el país, con Pérez Zeledón, con Herediano, y estoy feliz de vivir aquí, muy estable, tranquilo y retomando mi carrera nuevamente, gracias a Dios”.

Lo hace como figura, por más que tenga jornadas complicadas, como la de ayer.

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