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Guanajuato, Gto. — La Orquesta Sinfónica de Israel Rishon LeZion, bajo la dirección huésped de Yeruham Scharovsky, se presentó por primera vez en México en el marco de la edición XLVI del Festival Internacional Cervantino, con la violonchelista Danielle Akta, considerada por la crítica especializada de su país como un prodigio y una estrella del futuro.

El concierto abrió con la danza Hora del poema sinfónico Emek, de Mark Lavry, inspirado en el Valle de “Izrael”, zona agrícola y pintoresca, situada al norte del país, de fuerte atracción entre los inmigrantes europeos. Previamente, en conferencia de prensa, Scharovsky explicó que se trata de una obra creada en la época de la fundación de Israel, cuando todavía no había compositores israelíes. Lavry fue pionero en la creación de un estilo nacional, tomó la música de la tierra y la convirtió en una de sus obras sinfónicas.

La Hora se bailaba por las noches, por la felicidad de tener un país y comenzar un estado. Lavry tomó esa canción del acordeón. “Tiene todos los ritmos, todo el sabor de la música israelí”, dijo el concertador.

La segunda obra fue el Concerto para violonchello y orquesta (Concierto para violonchelo en mi menor, Op. 85), una de las principales composiciones del inglés Edward Elgar, escrita en 1919, después de la Primera Guerra Mundial.

Se trata de una pieza que, según los expertos, es abordada sólo por los grandes chelistas debido a su complejidad técnica y virtuosa, pero sobre toda por ser muy pasional.

“La interpretación de Danielle es una de las más bonitas que he escuchado en toda mi vida, todo lo emocionante, conmovedor y todo el amor de un adolescente, tocando esta pieza es una vivencia incomparable”, explicó el músico.

Y lo fue. La chelista de 16 años nacida en Israel dentro de una familia de músicos que comenzó sus estudios en el Conservatorio de Ra'anana, hizo una interpretación virtuosa celebrada por el público. Ante las ovaciones, Danielle ofreció como encore el tercer movimiento de la Suite para violoncello solo de Gaspar Cassadó.

El concierto cerró con la Sinfonía núm. 9 en mi menor, Op. 95, también conocida como Sinfonía del nuevo mundo , de Antonin Dvorák. Como encore, interpretaron una breve versión del coro de “México lindo y querido”.

La Orquesta Sinfónica de Israel Rishon LeZion se presentará también en el Palacio de Bellas Artes los días 16 y 17 de octubre.

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