Edgardo Aragón

(Oaxaca, 1985) expone “Mitla”, en un espacio independiente de la colonia Santa María la Ribera, Estudio Marte .

"Mitla", dice el artista, habla de dos formas de cómo se ha visto la muerte en México : una es la de tiempos antiguos y otra es cómo se percibe “a partir de la emergencia de la guerra que tenemos desde 2006 en México”. También aborda la forma en que la pertenencia a la tierra se ha modificado.

La obra consta de un video y una instalación. El video es “Canibal” y refiere cómo la tierra se está comiendo a sí misma.

Este video nació del hallazgo, por parte de un campesino, de una tumba, cuyas piezas ofreció al artista, pero entonces sucedió que el vendedor no podía dormir porque –le dijo al artista-- en las noches escuchaba todo el tiempo música, tambores, provenientes de los restos que había hallado. Entonces, con un compositor, Edgardo Aragón comenzó a escribir la música de esos sonidos nocturnos en la mente del campesino. Esa es la narrativa que estructura el video, que dura 15 minutos, y donde se ven y oyen las composiciones acompañadas por comentarios de un personaje que aparece a cuadro.

“Lo que hice fue buscar esta historia de la música, a partir de la reflexión de cómo hemos roto el ciclo de la tierra de alimentarse, a estar sobrealimentada con el montón de cadáveres que levantamos todos los días en este país”.

El primer concierto es la música del lugar, que se ejecuta con huesos; el segundo es en una tumba prehispánica en Teitipac (una de las capitales zapotecas antiguas) y la tumba es instrumento, caja de resonancia; el concierto final muestra a tres músicos, vestidos de médicos forenses, que interpretan la música que extrajeron de las pesadillas.

La instalación, compuesta de tierra y fragmentos cerámicas, le permite plantear el tema de la representación: “Todo el tiempo estamos tratando de representar las piezas arqueológicas que encontramos en México, hacer grandes museos, displays. Se prefiere a los objetos que a los grupos étnicos que aun existen”.

La tercera parte de la obra es una mapa que refleja de la violencia entre Veracruz y Oaxaca. Sobre las ideas que trabaja con su obra, Edgardo Aragón comenta: “Salí de la escuela (La Esmeralda) al momento en que el país se empezaba a degradar y el entorno es sólo eso.

Oaxaca no tiene una infraestructura que te aísle y eso se vuelve parte de tu paisaje. Somos esa generación que le toca recoger la fiesta del neoliberalismo. Nos dejaron un basurero y nos toca intentar limpiar, pero te sigues encontrando con repercusiones de esa fiesta que tuvieron entre 90 y hasta 2008, cuando hubo una crisis mundial, de la que no nos hemos recuperado”.

El propósito para Aragón, más que exhibir, es pensar lo que pasando: “El arte es limitado, no tiene alcances más allá de pensar y generar conocimiento. Todo el tiempo uno está pensando en esos elementos artísticos y estéticos, aunque esté en medio de un paisaje tétrico, estéril o vacío”.

Edgardo Aragón expone en la muestra “Emiliano. Zapata después de Zapata” su obra “Zapata”, una pieza que plantea lo estéril que hoy es el pensamiento del revolucionario.

Cuenta que hizo esa obra “por el uso y abuso de la imagen del personaje. A todo el mundo le importa cómo se ve, el porte, pero no les interesa lo que proponía en términos políticos, pedía una alimentación y un territorio para trabajar y poder vivir. Su imagen se transformó cuando la toman los colectivos callejeros, el gobierno, todos y la transformaron tanto hasta esterilizarla”.

nrv

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