Del “rayito de esperanza” en que se autoerigió Andrés Manuel López Obrador en otro tiempo, quienes cuestionan su propósito de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México lo han encumbrado al nivel de Luis XIV, El Rey Sol. Pero de manera infundada, sin bases y a destiempo.

El presidencialismo, forma de ejercicio del poder en México contra el que ha luchado tanto la sociedad e infinidad de organizaciones por años, es reeditado en AMLO al otorgarle un status que aún no tiene y que quién sabe si vaya a alcanzar.

Al discutir con él sobre si se debe o no cancelar el magno proyecto del actual sexenio, con todo lo que significa, no se ha hecho otra cosa que revivir las viejas y perniciosas prácticas de la relación gobernantes-gobernados, en que la palabra del presidente era la única que imperaba.

Poner anticipadamente al candidato presidencial de Morena en una posición de la que todavía no goza, parece una disposición innata del mexicano a obedecer y a hacer la voluntad de quien detenta el poder. La oposición que ahora se manifiesta contra AMLO, quizá sea porque aún no es lo que quiere ser. Pero sería grave que, de llegar a serlo, se diera una inclinación a hacer su arbitrio. Eso es lo más peligroso de todo el tema, pues sería el auténtico regreso al pasado del que algunos dicen querer salvar al país y del que todos queremos salir definitivamente.

Por cultura, tradición, costumbre, naturaleza o miedo, casi se rinde tributo a un Tlatoani que apenas estaría en gestación. Si a ese personaje histórico le tributaron pleitesía y honores por su poder mágico-mítico-simbólico-real, con AMLO se empezó a modelar un culto a la personalidad indebido, injustificado en términos témporoespaciales.

Si el siempre repudiado poder de un solo hombre, ese que se sienta en la silla imperial, se le ha conferido a López Obrador sin que sea más que un candidato presidencial, como lo hizo notar el ingeniero Carlos Slim y en lo que al parecer nadie había caído en cuenta, no se le debe dar otro trato, con todo y la ventaja de intención de voto que tiene en las encuestas. La sumisión puede conducir a la esclavitud de por vida.

Con sus continuas referencias y su rechazo a las pretensiones de AMLO, los empresarios, banqueros, calificadoras, el gobierno y sus contrincantes en la liza electoral, no han hecho más que darle pólvora para su fiesta. Si actuaron por ignorancia, ceguera, desconfianza o temor, el resultado ha sido muy negativo para ellos e invaluable para el candidato de Morena. Por eso, es previsible que no dejará su cantaleta.

Seguir su juego sería totalmente errático. Reconocerlo como a Luis XIV, quien durante 72 años de reinado en Francia dijo: “El Estado soy yo”, parece una desubicación nacional en todas las dimensiones, lamentable para el nivel de conciencia en el que se supone nos ha colocado la “democracia”, antítesis de la autocracia.

En la misma vertiente de parar la edificación de la nueva terminal aérea, se halla el deseo de AMLO de vender el avión presidencial. Para él, que hace campaña con el engaño y el escándalo, es una fortuna haber encontrado oídos y eco a sus excesos.

¿Quién es AMLO para ofrecer en compra-venta esa aeronave a Donald Trump, como declara? ¿Es suya? ¿Puede disponer de los bienes nacionales según su estado de ánimo? ¡No es nadie!

Pero el problema es que nadie tampoco se ha percatado de ello. Ni le ha contestado lo pertinente. Lo peor es que muchos, en vana exhibición de su inteligencia y de una estrategia anti AMLO, sólo se dedican absurdamente a desmentir, negar o contradecir cuanto se le ocurre.

Asumiendo que llegase a Los Pinos, quienes temen sus aventuras deberían recordar la división de poderes, capaces de frenar decisiones equivocadas o inadmisibles. Reconocer que si ese personaje se hace de la Presidencia le permitirá hacer y deshacer todo cuanto no le guste, implica olvidar al Congreso, a la Corte y a la sociedad. Cabría el recurso de la revocación del mandato.

Si lo que tantos quieren es que AMLO no vaya a tomar resoluciones que no les gustan, lo que deberían evitar, ¡ahora!, es que no tenga la posibilidad de hacerlo. Y ese momento es, precisamente… ¡ahora!

SOTTO VOCE… El debate entre candidatos a la Jefatura de Gobierno de la CDMX fue un fiasco. Las pretensiones de “modernizarlo” no se vieron. No se despertó ningún interés. Ni fueron creíbles muchos de los ofrecimientos que se hicieron. La incógnita ciudadana de por quién votar sigue vigente. Podría incitar al abstencionismo… Lo peor sería que ese ejercicio se repitiera el domingo en el encuentro entre los candidatos presidenciales. Para esa ocasión, el formato debe ser realmente diferente, atractivo, audaz, que motive a la ciudadanía a participar en la vida política. Si no, habrá más desánimo, desconcierto y confusión por quién votar… El gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, obtuvo un gran reconocimiento por su éxito en la organización y resultados del Tianguis Turístico de Mazatlán. Con eso, fortalece la posición de México, ya, como el sexto país más visitado del mundo… Pronto, la detención y extradición de la ex funcionaria que desvió fondos multimillonarios a favor de un partido político de izquierda, solicitada por la Fiscalía de Veracruz.

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@mariobeteta

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