Jaime García de la Rosa

Durante el gobierno del presidente Felipe Calderón se declaró la "Guerra contra el Narcotráfico" la cual generó una ola de violencia que volvió zonas de guerra algunas ciudades del país. Sin embargo, la violencia no se detuvo con la salida de Calderón, manteniéndose en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Al parecer la tendencia sigue siendo desalentadora, pues el primer trimestre del 2019 fue el más violento de la historia.

Ciudad Juárez ha sido de las ciudades más afectadas por este fenómeno, pues que se convirtió en la ciudad más violenta del mundo y en los últimos años sigue apareciendo en un deshonroso top cinco de las ciudades con más homicidios. No obstante, dicho estigma no es nuevo ya que comenzó desde principios de la década de 1990 cuando el mundo volteó sus ojos por los feminicidios acontecidos en Juárez. Desde entonces a la fecha, el problema de las muertes por homicidio, tanto de hombres como de mujeres, ha permanecido como algo intrínseco. Es por ello que el Observatorio Ciudadano de FICOSEC vio la necesidad de hacer un diagnóstico integral que abone a los esfuerzos que se han realizado, tratando de generar recomendaciones puntuales para los tomadores de decisiones.

El punto de partida es la llamada Teoría de las Actividades Rutinarias (TAR), la cual fue desarrollada por Cohen y Felson . En la cual de una forma extremadamente resumida se aborda el crimen a partir de tres elementos mínimos para que se dé este suceso: delincuentes motivados; objetivos adecuados y la ausencia de guardianes capaces dentro de un espacio no vigilado. En esta teoría se destaca que la ausencia de uno de estos elementos es normalmente suficiente para evitar que un crimen ocurra . Por este motivo, se planteó como objetivo conocer las características de cada uno de los tres elementos antes mencionados para tratar de inhibir la existencia de alguno de ellos.

Se buscó identificar factores de riesgo de los victimarios, víctimas y de los lugares donde han ocurrido los homicidios dolosos en la ciudad. Para el caso de los lugares se usó la base de datos de seguimiento a medios que realiza el Observatorio Ciudadano de FICOSEC (1), la cual es cotejada con la Fiscalía General del Estado (FGE). En el caso de los victimarios se realizaron 136 encuestas en el Centro de Readaptación Social Estatal #3 (CERESO#3) con un cuestionario divido en ocho partes, además de que se realizaron siete entrevistas para conocer la historia de vida de los internos. Mientras que para las víctimas se tuvo acceso a información sociodemográfica obtenida de carpetas de investigación abiertas en el 2018 de la FGE.

Con varias herramientas de análisis y un equipo multidisciplinario se encontraron resultados muy interesantes y algunos aspectos en común entre dos de los elementos del crimen e incluso entre los tres. Entre las características en común se tiene que tanto los victimarios como las víctimas son jóvenes en edad productiva, en los veintes, lo que coincide con la edad promedio de algunos de los lugares donde ocurren los homicidios. Otra característica en común es que en los tres elementos se presentan escolaridades bajas, apenas educación básica o secundaria inconclusa (2), lo que deriva en que las condiciones socioeconómicas de los lugares y las viviendas de las víctimas y victimarios sean bajas o con carencias tanto de bienes públicos como de privados.

Algo a destacar es que aunque en la base de datos se identifica a la mayoría de las víctimas con el crimen organizado y los datos recogidos de la FGE confirman que el móvil principal del homicidio de las víctimas masculinas es el mismo, los victimarios en el CERESO#3 cometieron un homicidio de manera circunstancial, bajo el calor de una discusión, como defensa, por venganza o por otro delito que salió mal.

Con este trabajo se entendió que el homicidio es un fenómeno multifactorial, es por ello que intentar reducirlo deberá ser esfuerzo de varios actores y no sólo del gobierno. Cada elemento del crimen propuesto en la TAR tiene un inhibidor que no necesariamente está asociado a la seguridad pública o al gobierno en su conjunto, sino que va más allá, incluso pudiera deberse a una concepción social de lo que es el crimen y de la eficiencia de la seguridad y la justicia. Es por ello que este ejercicio puede dar opciones y herramientas que sirvan para atacar al homicidio doloso desde diversos frentes.

Se requiere, entre otras cosas, una vinculación de las instituciones que ofrecen seguridad pública consigo mismas y con los tres niveles de gobierno, pero también con la ciudadanía para que los vean como aleados y no como enemigos. Aunado a lo anterior, se debe de generar cohesión social entre la ciudadanía, puesto que, a falta de seguridad pública, exista una vigilancia de los vecinos. Otra propuesta radica en prestar mayor atención a la educación básica y las causas de las deserciones escolares. Una menor escolaridad puede afectar de manera negativa las decisiones de los individuos, es decir será más fácil vincularse en actividades peligrosas sin medir las consecuencias.

Mientras que en cuestiones sociales, se requiere generar opciones de empleo o de actividades remuneradas para la población joven y más vulnerable para que dejen de ver como únicas opciones a la industria maquiladora y al crimen organizado. Además de que se debería buscar la forma de mitigar las carencias sociales existentes en la ciudad.

Este fue un trabajo muy extenso, muestra muchas particularidades. Si se requiere una revisión más a profundidad, estará en línea en la página del Observatorio del FICOSEC para su consulta. La investigación recibió fondos de la Open Society Foundation, por eso extendemos nuestro agradecimiento y reconocimiento a dicha institución.

Referencias

@jaimegder @ObsNalCiudadano
Investigador del Observatorio Ciudadano de FICOSEC

Cohen, L., & Felson, M. (1979). Social Change and Crime Rate Trends: A Routine Activity Approach. American Sociological Review, 588-608.

Fuentes Flores, C. (2015). El impacto de las viviendas deshabitadas en el incremento de delitos (robo a casa habitación y homicidios) en Ciudad Juárez, Chihuahua, 2010. Frontera Norte, 171-196.

INEGI. (1990-2017). Estadística de defunciones generales. Defunciones por homicidio. Aguascalientes: INEGI.

Vilalta Perdomo, C. (2009). Un Modelo Descriptivo de la Geografía del Robo en la Zona Metropolitana del Valle de México. Journal of Latin American Geography, 55-78.

1 Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana.

2 En el caso de las víctimas mujeres se tuvo una educación promedio mayor a la de los hombres, teniendo algún año en educación media.

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