El manejo de la política económica del país durante 2018, un año sumamente complicado por el entorno político nacional e internacional, será definitorio en las elecciones presidenciales. La combinación de la reforma fiscal de Estados Unidos y la renegociación del TLCAN junto con las presiones inflacionarias y la depreciación del peso obligarán al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto a hacer ajustes para transitar de la mejor forma posible estos episodios y a los candidatos a delinear mejor sus propuestas económicas, pues muchos temas relevantes se van a resolver durante su primer año de gobierno.

Uno de ellos es la renegociación del TLCAN, cuyos efectos se verán hasta 2019. Ya sea que Estados Unidos renuncie al acuerdo y orille a México y a Canadá a intercambiar sus productos con los aranceles de la Organización Mundial del Comercio o bien que se logre una actualización del Tratado. Cualquiera que sea el resultado, sus efectos entrarán en vigor seis meses después de concluir las negociaciones, lo cual se prevé que ocurra en el segundo semestre de 2018.

En lo que tiene que ver con la reforma fiscal propuesta del presidente Donald Trump, si bien muchos de los ajustes comenzarán a implementarse a partir de este 2018, los efectos se verán hacia mediados del año y con mayor profundidad en 2019. En México, independientemente del candidato que gane la Presidencia, tendrán que haber cambios de fondo en el sistema tributario. Con un Congreso dividido, debería haber un nuevo pacto de unidad entre las diferentes fuerzas políticas para poder sacar una nueva reforma fiscal de fondo.

Frente a este escenario, vale la pena seguir con lupa los proyectos económicos y los personajes clave de los tres candidatos más relevantes a la Presidencia de México. Empezaremos con el abanderado de la coalición PRI−PVEM−Panal, José Antonio Meade, quien apostará por mantener el modelo económico actual y consolidar las reformas estructurales impulsadas por el gobierno del presidente Peña Nieto.

Si nos atenemos a lo dicho en noviembre pasado por su amigo Luis Videgaray, quien lo destapó como candidato del PRI al colmarlo de elogios y compararlo con el ex presidente Plutarco Elías Calles, José Antonio Meade va a dirigir una política economía muy similar a la Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Es decir que muchos de los rezagos que tiene el país en materia de desigualdad, pobreza, desempleo y bajo crecimiento económico van a continuar, pero la estabilidad económica no se va a perder.

Según Videgaray, “bajo el liderazgo de Meade hoy México tiene rumbo, estabilidad y claridad en las decisiones de la política económica”. Este mensaje fue principalmente para los empresarios y los hombres de poder: si el PRI se mantiene en el poder, seguirá el estatus quo. Los ricos conservarán sus privilegios y los políticos de la cúpula seguirán siendo intocables. Y habrá estabilidad y claridad en la toma de decisiones.

El mensaje y las reuniones que han sostenido Meade, Videgaray y José Antonio González Anaya con empresarios han rendido frutos. El otro día, un inversionista de altos vuelos me contaba de una encuesta que había realizado con empresarios y tomadores de decisiones del país sobre el perfil de los candidatos: ocho de 10 se decantaron por Meade.

Las muestras de confianza externadas por empresarios de la talla de Claudio X. González confirman que las fichas de los hombres de negocios del país están con el candidato del partido en el poder.

El posible Gabinete. Otra de las fortalezas del candidato “ciudadano por México“ es su equipo y la continuidad que representan.

Aquí hemos hablado de los personajes más cercanos a Meade, quien de convertirse en Presidente tendría un sólido equipo económico-financiero conformado por muchos de sus amigos y ex colaboradores del ITAM.

En ese grupo están sus incondicionales, el canciller Luis Videgaray, su sucesor en Hacienda, José Antonio González Anaya, y Jaime González Aguadé, quien recientemente renunció a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para sumarse a la campaña de Meade. Asimismo, en el grupo que seguramente veríamos en su gabinete están Abraham Zamora, actual jefe de Oficina de Luis Videgaray; el senador panista, Ernesto Cordero; el titular del IMSS, Mikel Arriola; el director general de Bansefi, Virgilio Andrade; los subsecretarios de Hacienda Miguel Messmacher, Fernando Galindo y Vanessa Rubio; el ex subsecretario Fernando Aportela; y muy probablemente también veríamos el regreso del ex titular del SAT, Aristóteles Núñez.

El problema que enfrentará Meade es la injerencia de los viejos cuadros del PRI en la conformación del gabinete y en las posiciones estratégicas que deberá ceder si se convierte en Presidente.

La administración que se irá en diciembre de este año buscará garantizar no sólo la continuidad de las reformas y proyectos importantes, como el nuevo aeropuerto capitalino, sino la certeza de que no se van de destapar escándalos ni habrá cacería de brujas.

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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