Con las candentes declaraciones diarias de nuestra política en turno, a muchos se les cuecen las habas por ver cómo un oscuro y callado burócrata del montón (Dick Cheney) se convirtió en el imprescindible hombre todopoderoso del gobierno estadounidense en tiempos de George W. Bush, como su vicepresidente. Biopic y al mismo tiempo reportaje a profundidad, con un sorprendente estilo narrativo y feroz en tono de comedia cínica y desvergonzada, Chaney (Christian Bale) y Bush (Sam Rockwell), tejen una espléndida comedia sobre la enloquecida política gringa. Se llama Vice y la dirige con un gran reparto Adam McKay. Ya no tarda.

El caso Colosio (historia de un crimen) es revivido 25 años después en una nueva serie por Netflix, en donde se exploran, según la productora Dynamo, nuevas pistas del controversial asesinato (nuestro JFK particular, igual o más de enredado). Después de tantos años de teorías conspiratorias, investigaciones serias y de risa loca por parte de los fiscales que desfilaron en el caso, ya la mayoría sabe quién mando jalar el gatillo (vox populi), aunque es difícil de probar. Sin embargo, como al mexicano le encanta que lo engañen, aquí está esta historia basada en “hechos reales” dirigida por Hiromi Kamata (Diablo guardián) y Natalia Beristáin (El secreto de Selena y Luis Miguel). El próximo mes que se estrena.

Ésta ya llegó, pero navega con bajo perfil: White boy Rick”, sobre cómo un chamaco de 14 años se convirtió en la década de los 80 en el agente infiltrado más joven en la historia del FBI. Algo que ni Elvis Presley logró, incluso pidiéndoselo personalmente a Richard Nixon. Actúan el imprevisible Matthew McConaughey y Richie Merrit, bordeando los límites de las malas intenciones del viejo Hollywood setentero campeón de la criminalidad. ¿Cuánto le pagaban? Es uno de los misterios.

Después de la sobredosis de The walking dead, y sin que la franquicia se mude a Francia, un tipo se despierta y se da cuenta de que no tiene más compañía que otra turba de zombis. Siguiendo las primicias elementales del género muerto por el agobio, y sin que sepa que es el último sobreviviente de la muerte que camina, se las ingenia para vivir mejor dentro de lo peor y aprende de las enseñanzas de Vincent Price, Charlton Heston y Will Smith, todos los protagonistas anteriores de la novela de Richard Matheson, Soy leyenda.

Hasta en Rusia tuvo poder el rocanrol, incluso en los años 80 en que la situación con los devaneos y el contoneo estaba en chino. La historia es la de un joven (Leto, así se llama también la cinta) músico que creció escuchando a Led Zeppelin, T. Rey y David Bowie. En el camino a esa fama efímera rusa, se encuentra con uno de sus ídolos y con la esposa de este, que sientan las bases de lo imposible: ser pioneros, sin dinero, casa disquera, namagement y lo que se acumule en la “Movida Rusa”, tratando de evitar los encontronazos con los clichés roqueros que todos conocen.

Después del éxito de Genio del mal y Las cintas de Ted Bundy en Netflix, alguien ya está trabajando, en el caso real de Jeffrey Dhamer, El Carnicero de Milwaukee, para deslindar responsabilidades de la adaptación de El Caníbal de la Guerrero (José Luis Calva Zepeda), que va que cocina para tener su propia serie. Ni Goyo Cárdenas lo hubiera imaginado.

pepenavar60@gmail.com

Google News

Noticias según tus intereses