La escalada de violencia registrada en la Ciudad de México desde hace al menos dos años procede en buena parte de una guerra que se está librando en las cárceles.

Ejecuciones cometidas recientemente en diversos puntos de la ciudad —Tepito, el Centro Histórico, Iztapalapa— son consecuencia de una “limpia” que es ordenada desde las celdas.

El fin es el control de la extorsión y la venta de droga.

Hace dos años, el 24 de junio de 2015, dentro de una camioneta Caravan estacionada en el Circuito Interior, personal de la Secretaría de Seguridad Pública, SSP, localizó el cuerpo de un hombre al que le habían arrancado la piel de la cara. Al lado del cadáver había un mensaje escrito en letras rojas. Estaba dirigido al director del Reclusorio Oriente.

Las autoridades no revelaron el contenido de éste. Se supo, sin embargo, que la cartulina estaba firmada por el Cártel de Juárez.

En las semanas previas al desollamiento, dos hombres dispararon desde una motoneta contra un custodio y fue ejecutada al volante de su auto una empleada de la aduana del reclusorio.

El 1º de octubre de ese año se reportó el hallazgo, en la delegación Gustavo A. Madero, de una persona que había recibido un disparo en la cabeza. Le habían dejado en los pies un mensaje dirigido a un tal Paolo Sergio Contreras Hernández, alias El Avispa, al que se acusaba de matar, secuestrar y extorsionar.

El mensaje iba dirigido también a dos internos, Ricardo Andueza Velázquez, El Miraviones, y Jorge Flores Concha, El Tortas. Mencionaba también a un “comandante LOBO de la Torre Norte”. “Sigan secuestrando… vamos por ustedes”, se leía.

Unos días más tarde, un nuevo cadáver, al que habían cortado los genitales, apareció en Iztapalapa con un mensaje para El Miraviones: “Próxima amenaza y así te mando a tu hijo que es un novatito”. Firmaba, “atentamente”, La Voz.

Luego, con solo cinco días de diferencia, en lo más alto del puente de La Concordia, en Iztapalapa, apareció colgado el cuerpo de un joven al que habían dado dos tiros en la cabeza. Según la procuraduría capitalina lo acompañaba un nuevo mensaje para El Miraviones, el cual terminaba con esta frase: “Y sigo cumpliendo”.

El Miraviones (le dicen así porque tiene un ojo desviado) había sido detenido en el asalto a un Bancomer en Iztapalapa. Se le sentenció a 7 años 10 meses. Según reportes del gobierno capitalino, es cuñado de Paolo Sergio Contreras Hernández, El Avispa.

Ambos formaron parte de un grupo de reos que manejaba en la cárcel la venta de droga y la extorsión.

La Voz, conocido también como El Duque, era un reo del Reclusorio Oriente que por órdenes de Juan José Quintero Payán (tío de Rafael Caro Quintero y en su momento el número dos del cártel dirigido por Amado Carrillo) se había encargado de proteger dentro de la cárcel a un personaje acusado de acopio de armas, intervenir comunicaciones y operar en beneficio del Cártel de Juárez: Gustavo Neri Delgado.

Durante un tiempo, El Duque, El Avispa y El Miraviones se repartieron la extorsión y la venta de drogas. Pero El Duque fue trasladado a una prisión de Chihuahua y entonces la sociedad se rompió: El Avispa y El Miraviones intentaron apoderarse de su parte.

Según reportes de la SSP consultados por el columnista, antes de partir, El Duque había dejado acuerdos con miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación, CJNG: en especial, con José Pineda Arzate, El Avispón.

La intención del CJNG, según los reportes, es entrar en la ciudad de la mano de la Unión Tepito. La escalada de violencia de 2015 estuvo encaminada a “sacar” de las calles a la gente de El Miraviones.

El 20 de octubre de ese año, Andueza y El Avispa comenzaron a dejar sus propios muertos y sus propias cartulinas: una de ellas, dirigida al “Jefe Mansera”, denunciaba a un grupo de internos que “traen el control de la droga en el penal” con apoyo de “Duque Reyes recluido en el penal de Chihuahua”, quien “ordena las ejecuciones con los cabecillas del reclu oriente y otros penales”, (firmaba: Gente Nueva del Avispa).

Las muertes siguieron entre julio y noviembre de 2016. Una de las ejecuciones contenía una amenaza contra un comandante de la Torre Norte y apareció firmada por “el CNG”.

En enero de 2017, el gobierno capitalino realizó un operativo en los reclusorios norte y oriente. Se incautaron drogas y se desmanteló incluso un rudimentario “narcolaboratorio”.

Según los reportes de la SSP, El Duque obtuvo un amparo y fue liberado hace mes y medio. El Miraviones también salió (en enero pasado). Volvió a las andadas durante un tiempo, pero lo volvieron a detener durante un asalto en el Estado de México.

La guerra desde la cárcel no ha terminado. Ha dejado su reflejo sobre las calles.

@hdemauleon
demauleon@hotmail.com

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