Julio César Olivas Torres, alias El Sexto, se movió a Ciudad Juárez, Chihuahua, tras la detención de su jefe directo, Carlos Arturo Quintana, conocido como El 80.

El 80 era el líder criminal más visible en la sierra de Chihuahua, el jefe del grupo criminal conocido como La Línea, el brazo ejecutor del llamado Nuevo Cártel de Juárez.

Esta organización tenía en su nómina a las policías de Namiquipa, Bachíniva, Santa Ana de Bavícora y Riva Palacio, entre otras.

Las autoridades le acreditan a El 80 al menos un centenar de asesinatos a sangre fría. Fue el ariete de un cártel que se fracturó y reacomodó tras la caída de Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy (hermano de El Señor de los Cielos), y que hoy día sostiene una guerra a muerte con el Cártel de Sinaloa por el control de la venta y el trasiego de droga en la línea fronteriza.

A lo largo de diez años, El 80 desató la violencia en Chihuahua. El FBI lo incluyó en su lista de más buscados. Es el narcotraficante que intentó imponer a su suegra en la presidencia municipal de Bachíniva, Chihuahua, y que al se acusó de ordenar el asesinato de la periodista Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada, por dar conocer esta información.

La División de Inteligencia de la Policía Federal lo detuvo en mayo pasado. Y en los días que siguieron, un torrente de sangre bañó las calles de Ciudad Juárez. El 80 controlaba las rutas de trasiego de droga que van a El Paso, Denver, Chicago y Oklahoma.

Once personas fueron asesinadas en junio, en menos de una hora, en calles de Juárez.

Días después la policía tropezó con once cadáveres más en una casa de seguridad de aquella ciudad fronteriza. Las víctimas fueron halladas boca abajo, amarradas, y con tiro de gracia.

La prensa local informó que la detención de El 80 había desatado otra carnicería entre La Línea y la mafia que opera como brazo armado del Cártel de Sinaloa: Los Artistas Asesinos. La guerra entre estos grupos llegó a dejar dos mil muertos en un solo año.

La llegada de Julio César Olivas Torres, El Sexto, a la frontera chihuahuense, agudizó una ola de violencia que suma más de 800 homicidios en los que va del año.

Olivas Torres, señalado como uno de los 122 objetivos prioritarios del gobierno de Enrique Peña Nieto, se echó a cuestas la tarea de “limpiar” de “enemigos” Ciudad Juárez. Su segundo objetivo fue asegurar la recepción de droga procedente del centro del país, y conducirla a Estados Unidos a través de El Paso.

La Policía Federal ubicó a dos cómplices de El Sexto. Elier Quezada Enríquez, El Kelly, y César Marlon Reyes. Éste último se encargaba de las operaciones financieras del grupo. A través de una empresa que importaba “vehículos americanos”, por ejemplo, había logrado llevar al país vecino cientos de autos con compartimientos ocultos que iban cargados de droga. En especial cocaína y metanfetaminas.

Como muchos otros capos de la droga, El Sexto vivía encerrado en un fraccionamiento lujoso. No salía a la calle y en cambio recibía en su domicilio, ubicado en Quintas del Solar, la visita constante de personas en camionetas y autos de lujo.

El seguimiento a un colaborador de El 80 llevó a la Policía Federal hasta la casa de El Sexto. Un agente encubierto, que estaba en el fraccionamiento dentro de una camioneta de servicios por cable, logró hacer una fotografía del narcotraficante con una cámara de largo alcance.

El Sexto había acompañado a su esposa aquel día hasta la puerta.

La foto permitió verificar su identidad.

La Policía Federal había detectado que la red de “halcones” del jefe de La Línea incluía taxistas, policías municipales y “soldados” de la misma organización. Con apoyo de la Sedena, que se encargó de la seguridad perimetral, agentes federales ingresaron de madrugada en el fraccionamiento.

Encontraron a El Sexto somnoliento entre las cobijas.

—¿Quién me puso? ¿Cómo supieron? —preguntó.

El Sexto ocupa hoy el número 110 entre los objetivos que el gobierno federal ha desactivado. Según el esquema trazado por la administración de Enrique Peña Nieto, solo quedarían en libertad doce de los 122 “objetivos prioritarios”. Ismael El Mayo Zambada; Nemesio Oseguera, El Mencho; Johnny Hurtado Olascoaga, El Pez; Isidro Meza Flores, El Chapo Isidro, entre los más relevantes.

Escucho la historia de la detención de El Sexto, del hilo de sangre que fue dejando en Juárez desde que estaba bajo las órdenes de Vicente Carrillo. Luego me digo que hay 110 capos detenidos y un país que un sexenio acumula 117 mil muertos.

En el trasfondo de esta historia se abre la encrucijada que marcará al nuevo gobierno.

@hdemauleondemauleon@hotmail.com

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