Tuve la fortuna de pertenecer a la UNAM con mi ingreso al bachillerato. Haber asistido a clases en San Ildefonso, en la Preparatoria Uno, fue una experiencia inolvidable. Como creer que “mi escuela” no era un edificio común, sino un recinto histórico invaluable no sólo de la UNAM, sino de la Ciudad de México y del país. Conocí de manera casi inmediata mi biblioteca: nada menos que el llamado Generalito, un recinto único por su historia y arquitectura, pero también por su acervo biblio-hemerográfico. Allí me embebí, por primera vez, en la lectura de un libro que nos habían dejado leer en la clase de Literatura Universal: Edipo Rey. Yo misma no creí ser capaz, a la temprana edad de 15 años, de sumergirme en la lectura de un libro tan aparentemente difícil de disfrutar, como lo era una tragedia griega; creo que ayudó mucho el envolvente aroma de las maderas preciosas de las paredes del Generalito. Hasta me he preguntado si esa impronta me llevó inconscientemente a estudiar Letras Clásicas.

En fin, después de una muy feliz estancia en el bachillerato, hube de migrar a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en donde estudié tanto la carrera de Letras Clásicas, como el Doctorado en Pedagogía. Entre uno y otro, me autoexilié de mi Alma Mater por haber obtenido una beca de estudio para la Maestría de Letras Clásicas en Toulouse, Francia.

La vida me llevó de regreso a la UNAM: buscando empleo, se me ofreció la posibilidad de dar clases en la Escuela Nacional Preparatoria y en algunas Instituciones del Sistema Incorporado. Muy importante fue esta bifurcación; tuve entonces la oportunidad de convivir simultáneamente con dos ámbitos escolares muy distintos: las escuelas oficiales y las particulares. En el Sistema Incorporado, me percaté desde entonces, que, aunque pudiera hablarse de una distinción esencial entre unas y otras, lo que las diferenciaba era la calidad de la educación que se impartía en cada una, dependiendo, sobre todo, en el caso del Sistema Incorporado, del cuerpo de directivos que las conducían.

Fue el azar el que me llevó al Colegio de Ciencias y Humanidades que, en ese entonces, se encontraba en su tercer año de existencia. Con una carga considerable de horas de clase y una población estudiantil muy grande, impartía clase de griego y de latín a grupos de 60 alumnos: un gran reto fue para mí buscar, descubrir y aplicar estrategias docentes participativas para no recurrir a la tradicional clase expositiva. Para ello utilicé los modernos métodos de enseñanza de lenguas clásicas que había descubierto a lo largo de mi carrera docente y que utilizo hasta la fecha. Simultáneamente a mi ingreso al CCH, también impartí clase en la Licenciatura y en la Maestría de Letras Clásicas, de tal modo que puedo considerar que tuve un panorama bastante completo de lo que era la UNAM en los diferentes subsistemas y niveles de estudio, desde mi campo de acción.

A la par de lo anterior tuve actividades académicas en otros espacios que me ayudaron a obtener otro punto de referencia para “ver” a la UNAM, como fueron el Colegio de Bachilleres, los bachilleratos estatales de la Autónoma de Guerrero y de Querétaro, con los cuales interactué un buen tiempo en la formación docente. También pude conocer a los alumnos de la Universidad de las Américas en la Maestría en la enseñanza de lengua.

Posteriormente, y de manera más o menos reciente, estuve comisionada en el Bachillerato a Distancia de la UNAM, con cuya estancia me sentí satisfecha al haber cubierto básicamente el espectro del bachillerato de la UNAM. En este caso, haber tenido la oportunidad de estudiar y enseñar a distancia me abrió un panorama de posibilidades muy interesantes. Haber vivido la dificultad que entraña la comunicación educativa a distancia me hizo descubrir su valor educativo.

Ahora, desde la Coordinación del Consejo Académico del Bachillerato (CAB), me encuentro con otro ámbito lleno de posibilidades: la realización de las actividades con el concurso de académicos de toda la UNAM. Para ello conformamos, con la sugerencia de nuestros propios consejeros y de los cuatro coordinadores de los Consejos Académicos de Área (Dres. Fabián García; Ma. Elena Trujillo; Fernando Castañeda y Adalberto Santana), una relación de 460 renombrados académicos de toda la UNAM dispuestos a participar con el Consejo Académico del Bachillerato. Asimismo, con el título de “Logros nacionales e internacionales de alumnos y académicos de la UNAM”, reunimos, en un documento, 220 noticias y reportajes de la Gaceta UNAM.

Por otra parte, preciso es decir que, aprovechando esta etapa del CAB, sumamos a dos subsistemas que no participaban anteriormente: el Bachillerato a Distancia (B@UNAM) y el Sistema Incorporado de la UNAM. En el primer caso no se había reconocido su existencia por haber sido creado hasta 2007 y, en el segundo, si bien no se trata de una entidad propiamente dicha (por adoptar los planes de estudio de la ENP o del CCH), sí constituye un universo suficientemente representativo del bachillerato por el importante número de alumnos que atiende: 57 mil aproximadamente.

En cuanto a las actividades académicas con la UNAM, acabamos de llevar a cabo el primer gran evento académico sobre la “Didáctica de la Historia”, que afortunadamente fue valorado de manera muy positiva. Como primer resultado de este evento contamos ahora con la entusiasta participación de consejeros y académicos que colaboraron en su organización y con quienes ahora trabajamos en el siguiente propósito: la conformación de un Seminario Universitario para la Mejora de la Enseñanza de la Historia en el Bachillerato (SUMEH).

Por último —y muy digna de mención— ha sido también mi actividad con la Fundación UNAM, en la organización del Foro 20-20. Al respecto, cabe precisar que desde 2014 la Fundación UNAM, en colaboración con los Consejos Académicos de Área y del Bachillerato de la UNAM, organiza este evento creado para llevar a cabo jornadas de reflexión en las que se analizan diversos escenarios sobre el país y los desafíos universitarios 20 años atrás, a fin de visualizar, en prospectiva, los de los siguientes 20 años. Con una temática de actualidad como la establecida para el Foro 2017 (“Salud, Medio ambiente, Migración, La educación del futuro”), cada Consejo Académico de Área y del Bachillerato invita a distinguidos académicos de la UNAM a difundir su línea de investigación.

Nos encontramos justamente en el momento de cerrar nuestro programa para este año, esperando contar con el interés del público en general y de nuestra comunidad académica, en particular.

Coordinadora del CAB UNAM

Google News

Noticias según tus intereses