Es posible que en la boleta para la elección presidencial del próximo año terminen apareciendo cinco candidatos. Tienen propuestas distintas en varios temas, incluso radicalmente opuestas en otros. Pero hay algo que los une a todos:

López Obrador, Anaya, Meade, Margarita y El Bronco debatirán sus propuestas económicas, sus enfoques de seguridad, anticorrupción y demás. Y ya se sabe más o menos por dónde va cada quien.

En donde no hay debate es en temas de libertades individuales. Ninguno quiere hablar del asunto y todos estarían más tranquilos si no aparecieran en la mesa de discusión asuntos como los matrimonios entre personas del mismo sexo, el derecho de esas parejas a la adopción, y la interrupción legal del embarazo.

Si tomamos como referencia esos tres puntos, resulta que en la boleta de 2018 hay puros candidatos conservadores. Ni uno solo abiertamente a favor de estos temas:

Andrés Manuel López Obrador, es bien sabido, se opuso durante su gobierno en el Distrito Federal a que siquiera se planteara el tema de las uniones entre personas del mismo sexo en la Asamblea Legislativa, en la que contaba con una cómoda mayoría para aprobar cualquier iniciativa. Con la despenalización del aborto, igual. Tuvo que ser la administración de su sucesor Marcelo Ebrard, la que sacara adelante ambos temas. No sólo era que el tabasqueño fuera cuidadoso para no dañar sus aspiraciones presidenciales con temas espinosos. Es su postura personal.

Ricardo Anaya, como panista, es el representante de una tradición de rechazo a esos asuntos. En la construcción de la alianza con el PRD y Movimiento Ciudadano, partidos que están claramente a favor de las libertades, deliberadamente pusieron a un lado los temas en los que estaban en total desacuerdo. Entendible y válido para formar una alianza izquierda-derecha. Pero ya en campaña, no queda claro cómo hará para zafarse sin raspones.

José Antonio Meade se sabe que es católico, pero no ha dado indicios de cuál sería su postura. El partido que lo postula, el PRI, ha rechazado abiertamente en algunos estados la interrupción legal del embarazo, incluso ha estado a favor de la criminalización de las mujeres que tengan un aborto. Más allá: amplísimos sectores del PRI culpan de su catastrófica derrota en las gubernaturas de 2016 a que el presidente Peña lanzó una iniciativa liberal en estos asuntos (hay evidencia estadística de que pesó mucho más la corrupción).

Con Margarita Zavala no hay misterios. Sigue la tradición conservadora del PAN y hace muy poco tuvo un bochornoso encuentro en el que se negó a que le tomara video una mujer que le presentaba a su familia compuesta por su esposa e hijos.

Y El Bronco ha dicho que el matrimonio entre personas del mismo sexo es “una zoncera”, que las parejas deben ser entre hombre y mujer, y cualquier otra cosa es “anti-natura”.

Cinco conservadores en campaña. ¿Propondrá el INE que se incluyan esos temas en los debates que organizará? Una salida que han tomado algunos precandidatos es esconderse en que el asunto es “cosa juzgada” por la Suprema Corte. Pero eso fue sólo a nivel estatal. Y en un entorno discriminatorio lo que sirve es hablar, no sacarle al tema.

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