Por: Armando Antonio Carrillo Lavat

Desde su raíz como Universidad Pontificia, su creación como Universidad Nacional en 1910 y en el ejercicio de su Autonomía a partir de 1929, la UNAM ha estado presente como institución y, por medio de sus egresados, aportando soluciones para los problemas nacionales, venciendo retos con inteligencia y creatividad en diversos ámbitos; todo ello con el propósito de engrandecer a la patria y generar el bienestar para los mexicanos.

Soy orgulloso egresado de la UNAM. Sé que soy parte de una gran comunidad que aporta su compromiso en el proyecto de construir un país mejor para todos.

La vocación de servicio de la Universidad es posible apreciarla en mil formas y en todas partes. Son las soluciones las que nos permiten disfrutar el bienestar, al comunicarnos por medio de puentes y carreteras, torres de energía eléctrica, instalaciones petroleras, presas que abastecen de agua al campo y las ciudades, hospitales que cuidan de nuestra salud, escuelas que forman mejores hombres y mujeres, museos que guardan nuestras raíces y riqueza cultural, música que nos identifica, literatura que nos explora y describe, leyes que norman y regulan nuestra convivencia, las instituciones que, desde el Estado y con la presencia de los egresados de la UNAM, día a día trabajan para que juntos progresemos.

¿Cómo entender al México que hoy vivimos sin la presencia de la UNAM? Somos los receptores de las oportunidades que han brindado a miles de mexicanas y mexicanos que hoy honran con su trabajo y vocación de servicio, el conocimiento y habilidades adquiridos por medio de los maestros, las bibliotecas y talleres que la Universidad pone a disposición de los estudiantes para continuar el círculo virtuoso de hacer que el conocimiento crezca por medio de la cátedra, la investigación y la preservación y creatividad de la cultura. Es el método científico y también los valores que nos dan identidad y nos hacen diferentes. Lo objetivo y lo subjetivo bajo el techo de nuestra Alma Mater.

La UNAM me formó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. En esta institución tuve el privilegio de asistir a la cátedra de Henrique González Casanova, Antonio Delhumeau, Gabriel Careaga, Tatiana Galván y Fernando Benítez, entre otros, quienes sembraron en mi generación la inquietud por la comunicación y su vínculo con el compromiso de servir a la verdad, preservar los valores que nos dan identidad y, desde los medios, buscar la igualdad de género, la consolidación de la democracia y el vínculo con nuestros semejantes en México y el mundo.

El camino ha sido largo, lleno de momentos gratos y experiencias difíciles, he sido testigo del crecimiento tecnológico de la televisión, lo mismo que los intentos del Estado por construir un modelo de comunicación que sirva y aporte información, entretenimiento y valores para beneficio de la comunidad.

En este proceso siempre he estado acompañado de otros egresados de la UNAM, porque la comunicación que se realiza por medio de la televisión es un tema de múltiples enfoques en cuanto a sus instrumentos, pero sobre todo, a sus contenidos y formas de presentación, es el tema, el guión, libreto, actor, conductor, música, escenografía, la concurrencia de diversos profesionistas que aportan para que un mensaje llegue y llegue bien al receptor.

Sí, es un mensaje para que el receptor sea mejor ciudadano, ciudadana, porque el producto que recibe en unos minutos tiene el trabajo de muchas horas y el compromiso de quienes dan lo mejor de sí, como dicta su conciencia, convicción y vocación, como nos enseñaron nuestros maestros en la Universidad. Entonces podemos afirmar que estamos haciendo nuestra parte y honramos el compromiso universitario de servir a México.

Desde los medios de comunicación, la Universidad y sus egresados también aportan en la solución de los problemas al hacer que instrumentos como la radio y la televisión propongan información, entretenimiento y valores culturales para el progreso de las comunidades, promoviendo la equidad de género, el respeto a la mujer, la cultura nacional y universal, la consolidación de la democracia, el respeto a las ideas, la tolerancia y demás.

Con la creación del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, hace tres años el espíritu de la UNAM se puso de manifiesto al participar en el diseño de la ley que le dio origen. Un grupo de legisladores que, como egresados de la Universidad, entregaron al país un Sistema Público de Radiodifusión comprometido con el bienestar de los mexicanos. Fue dotado de autonomía de gestión y presupuesto propio, recursos financieros para su operación, con lo que se le puso a salvo de la intervención de factores externos y se le sustrajo de la dependencia financiera que obstaculizara la consecución de sus objetivos.

La UNAM es una institución comprometida con México. Su presencia se siente en todo el territorio nacional y en otros continentes. Ni el tiempo ni la distancia la distraen de la realización de sus actividades sustantivas de docencia, investigación y difusión de la cultura. La Universidad no es un ente abstracto, la integramos todos los que estuvimos y nos alimentamos de su generosidad, como lo hacen quienes hoy ocupan las aulas, laboratorios, talleres y escenarios que antes ocupamos otros.

La Universidad, a través de la Fundación UNAM, hoy necesita de la solidaridad financiera de los miles que seguimos sintiendo su influencia y recordando la cátedra de quienes nos formaron en la esencia del lema “Por mí raza hablará el espíritu”.

Presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR)

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