Así como Bill Clinton acuñó “es la economía, estúpidos” en su campaña que lo llevó a la presidencia en 1992, ahora en México hacia 2018 es muy fácil entender que… “es la corrupción, estúpidos”, lo que la gente quiere que sea resuelto.

Lo llevamos pidiendo a gritos desde hace tiempo. Por ello, vuelvo a recordar que Enrique Peña Nieto enarboló como eje central de su campaña en 2012 que combatiría de manera frontal la corrupción y que para ello crearía un Zar Anticorrupción.

Pues ya vamos en el año seis del gobierno y el famoso y cacareado Zar brilla por su ausencia. Pero lo peor es que esto es así no porque el actual gobierno no sepa lo importante que es para los ciudadanos el combate a la corrupción. Tan lo sabe, que se creó y aprobó el Sistema Nacional Anticorrupción y se nombró un Comité Ciudadano Anticorrupción para apoyar en esta lucha que tanto nos cuesta a todos en México.

El detalle está en que, por un lado no se ha nombrado al titular de este Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), y por el otro el Comité Ciudadano está siendo bloqueado constantemente en sus esfuerzos por avanzar en la materia.

Cuatro de los cinco comisionados, me imagino que hartos con la tomadura de pelo a la que sienten y ven han sido sujetos, decidieron hablar. Y lo hicieron con el New York Times, que publicó un artículo de primera plana el pasado 2 de diciembre haciendo un recuento de lo mal que está la lucha contra la corrupción en México.

Una tomadura de pelo porque además del Zar Anticorrupción no han sido nombrados los 18 jueces que deberían conformar el SNA.

También porque los comisionados, Jacqueline Peschard, Luis Manuel Pérez de Acha, José Octavio López y Mariclaire Acosta han sido bloqueados de cualquier discusión en materia de corrupción por el gobierno. (El 5º comisionado, Alfonso Hernández, no aparece citado ni entrevistado en el artículo).

Los cinco lamentan la ingenuidad con la que le entraron al paquete de ser comisionados. Creyeron que habría una lucha, pero lo que tienen es responsabilidad sin poder de acción. Y es que las decisiones en materia anticorrupción las deben tomar siete instancias distintas del gobierno, que son: la Auditoría Superior de la Federación; la Secretaría de la Función Pública; el Tribunal de Justicia Administrativa; el Consejo de la Judicatura Federal; el Inai y el propio Fiscal Anticorrupción. Ellos son sólo una instancia y están mayoriteados.

Cuando quisieron obtener información sobre el caso Pegasus y el espionaje a periodistas y miembros de la sociedad civil, la respuesta de las otras instancias fue que a ellos no les corresponde conocer de ese tema porque si bien el espionaje no es legal, tampoco representa un delito que involucre corrupción.

En el caso Odebrecht la respuesta ha sido que no les puede compartir información la PGR porque está prohibido hacerlo mientras la investigación está en proceso.

Buscaron revisar el destino de los recursos etiquetados para ayuda a damnificados de los sismos y ahí tampoco se les permitió acceder a conocer el destino de esos recursos porque son parte del presupuesto gubernamental y como ellos no forman parte del gobierno…

Todo esto por mencionar el ámbito federal. Si volteamos a ver qué ha pasado con los Sistemas Estatales Anticorrupción que debieron haberse instalado desde julio pasado, nos soltamos a llorar.

¿Quieren quedarse en el poder los PRIistas? ¿El PAN, PRD, Morena, etcétera, quieren arrebatar el poder? No está tan complicado. Es la lucha en serio contra la corrupción la respuesta, estúpidos.

APOSTILLA: “Ni perdón, ni olvido” dice AMLO que es el lema de la izquierda en el 3er adelanto del documental Este soy yo. Pero aclara que su lema está modificado: “perdón sí… cuando está de por medio la paz”. Y analiza por ello ofrecerle amnistía al crimen organizado. Pero eso sí, promete una comisión de la verdad para el caso Ayotzinapa. Ese en el que está involucrado y preso su amigo, el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca.

@AnaPOrdorica

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