En el año 2011 se registró el punto más crítico en las cárceles capitalinas. La población penitenciaria de aquel entonces representaba 85.37% de sobrepoblación, puesto que en ese tiempo había una capacidad instalada de 22 mil 453 espacios y la cantidad de personas privadas de la libertad alcanzaba las 41 mil 622. Desde cualquier perspectiva era un gran problema.

Mencionaré algunos puntos que nos permitirán dimensionar el tamaño del conflicto que representaba para las administraciones del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, sin duda, el más grande del país.

Una idea engloba todo. Cualquier recurso financiero, material, humano y de servicio resulta insuficiente ante una población en reclusión de tal magnitud; es cierto que los elementos nunca han sido suficientes para el sistema, aun ahora, pero en esa época menos.

Debemos pensar en los diferentes temas que rodean a los centros de reclusión: la seguridad, los custodios nunca han sido suficientes para resguardar a tantas personas, menos para cubrir sus traslados a juzgados, de centro a centro, a hospitales, así como tantas otras actividades relacionadas, como la vigilancia de los días de visita familiar.

Los ordenamientos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sostienen que debe haber un guardia por cada 10 personas privadas de la libertad; en el caso de la capital, en 2011, era de aproximadamente de 45 por cada custodio; este fenómeno se ha vuelto menos duro con la entrada en vigor del nuevo sistema de justicia, que forma parte de la reforma penal pactada en 2008 por el gobierno federal, los estatales y la sociedad civil en el Acuerdo Nacional de Seguridad Pública, cuyo plazo venció en 2016, pero no deja de ser complicado, pues el promedio actual es de 26 por guardia. Este sistema ha permitido la disminución de población penitenciaria de la capital, que para el primer mes de este 2018 registra 27 mil 730 personas en reclusión con una capacidad instalada que creció a 24 mil 76 espacios en 13 reclusorios, lo que representa 15.18% de sobrepoblación.

El fenómeno es fácil de entender, porque se explica que con el nuevo sistema han ido ingresando menos personas a reclusión cuando las que cometen ilícitos considerados no graves no tienen que llevar su proceso en reclusión, según la consideración de los jueces de control. Es decir, de un promedio de entre 20 y 30 personas que ingresaban en 2011 ahora sólo lo hacen 10 en promedio.

En el caso de los que salen la cifra no ha variado mucho, porque dejan las cárceles de la ciudad quienes concluyen sus sentencias, así como los que, según las determinaciones de los jueces de Ejecución Penal, obtienen un beneficio como son la reducción de pena y preliberaciones, entre otras.

No es una ciencia inferir que esa baja en la población penitenciaria de la capital reditúa en mayores recursos no sólo en seguridad y custodia, sino en calidad de vida para quienes siguen en reclusión; mejor tratamiento y atención para quienes se mantienen dentro de los reclusorios, en todos sentidos: mejor alimentación, atención médica, capacitación para el trabajo, trabajo, servicios, beneficios, educación, participación en actividades culturales y deportivas, entre otras.

No es lo mismo atender a 20 personas que a cinco en cualquier rubro que obliga a las administraciones carcelarias a ofrecer servicios a la población penitenciaria.

Desde los mismos espacios en las estancias, la reubicación de espacios según el perfil criminológico, la vulnerabilidad de ciertos grupos o la peligrosidad de una persona,
es más fácil.

La labor del personal de la Subsecretaría de Sistema Penitenciario es menos complicada para atender a un número reducido de personas que a los grandes grupos.

Sin duda, esa es la ventaja que tiene el sistema penitenciario, que seguramente irá perfeccionándose con el paso del tiempo y que como todo tendrá sus bondades y también sus defectos.

De cualquier manera, el sistema penitenciario ha ido adquiriendo experiencia que sabrá ir asimilando para aprovechar los beneficios de los cambios que modernizan un modelo de justicia que irá madurando en su evolución.

Subsecretario del Sistema Penitenciario de la capital

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