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Desde los peces hasta los seres humanos somos presas del estrés. Para el neurobiólogo Alon Chen, el estrés no es más que una respuesta de sobrevivencia ante las adversidades de la vida.

El científico es director del Departamento de Neurobiología, del Instituto Weizmann de Israel, su línea de investigación se centra en analizar los mecanismos que utiliza el cerebro para regular la respuesta a situaciones estresantes y cómo este proceso se vincula con distintas patologías psiquiátricas.

“El cerebro humano es una máquina capaz de responder adecuadamente a situaciones de tensión. Hay múltiples genes y proteínas en el cerebro cuyo trabajo es regular su respuesta al estrés. El cortisol es la hormona del estrés, es una molécula que tiene diferentes genes como la adrenalina y noradrenalina, que se activa en este tipo de momentos”, señala el investigador.

Ya sea por el caos vial para llegar a la oficina o por problemas familiares, el estrés se expresa con una enorme cantidad de cambios en el cuerpo. “El sistema corporal pierde su equilibrio, altera la homeostasis, por ello, la frecuencia cardíaca cambia, el cortisol y la glucosa van en aumento, además de que las emociones y los niveles de ansiedad se modifican notablemente”, comenta.

Hace más de una década que Chen, junto a un equipo de investigación, estudia cómo el estrés, a pesar de ser un procesos natural, está vinculado con la diabetes y depresión. Reconoce que esta alteración también puede ocasionarse por factores medioambientales.

“Está relacionado con lo que bebemos, comemos o respiramos. El tráfico es terrible, no respiras bien, eso provoca estrés. Tenemos susceptibilidad en nuestros genes pero no siempre se desarrollan por el ambiente”, asegura.

Explica que es determinante “cómo nos enfrentamos a la vida”. Por ejemplo, dice el neurobiólogo, tú y yo somos gemelos, con el mismo material genético, pero uno crece en la Ciudad de México y el otro en Cancún. Tenemos el mismo ADN pero interactuamos y respondemos distinto a lo que nos rodea.

“Desde el punto de vista epidemiológico, si durante años trabajamos en un entorno muy estresante hay una gran posibilidad de desarrollar depresión y diabetes tipo 2”. Agrega que al estresarnos se activa en el cerebro células que, originalmente, se dedican a controlar los niveles de glucosa en la sangre. “Hay un eslabón, no significa que la diabetes surge por esta razón pero si contribuye exhaustivamente”.

Durante su investigación, ha utilizado distintos métodos para estudiar el rol de genes, proteínas y circuitos cerebrales asociados con el estrés como secuenciación genética y herramientas moleculares en ratones. “Necesitamos usar la combinación de todo lo que nos sea posible dar una respuesta de calidad”.

El científico destaca la importancia de la ciencia básica: “ La gente necesita entender que las soluciones y nuevos tratamiento sólo van a venir si decodificamos nuestros cerebro y sus funciones. Mucho de lo que hoy tenemos proviene de los aportes a la investigación en ciencia básica, pues es fundamental para llegar a nuevos descubrimientos que se traducirán en aplicaciones”.

Alon Chen se presentó el fin de semana pasado en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara para dictar la conferencia titulada “El cerebro y el estrés vistos desde la lente de la ciencia”.

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