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Durante los últimos años, Francia y México han tendido lazos que buscan fortalecer su desarrollo científico y que se materializan en diferentes aspectos, como las mil publicaciones científicas anuales que dan cuentan de la colaboración de ambos países.

Francia es el tercer socio científico en México en número de escritos científicos y en la actualidad existen además 150 programas científicos activos y se desarrollan mil misiones de intercambio entre investigadores franceses y mexicanos.

Alain Beretz, director general de Investigación e Innovación del Ministerio de Educación Superior e Investigación (MESRI) viajó recientemente a México para presentar una serie de conferencias en el Tercer Foro Franco-Mexicano de Ciencia, Tecnología e Innovación y conversar sobre este tête à tête franco-mexicano que se potenció a finales de 2012 con la creación del Consejo Estratégico Franco-Mexicano y hoy ha logrado consolidar proyectos en común en diversos sectores.

“Los principales retos de las colaboraciones en investigación científica están básicamente en dos áreas. La primera es lograr un mayor acercamiento en los temas que nos interesan más a ambos, como la aeronáutica y medio ambiente”.

Francia es uno de los principales exportadores mundiales del sector aeronáutico y espacial con más de 20% de las exportaciones mundiales, mientras que México ha registrado un crecimiento anual de 17.2% durante los últimos nueve años, lo que lo ha consolidado también en este sector y espera ubicarse en el 2020 en los primeros 10 lugares a nivel mundial en exportaciones.

Beretz señala que la otra área importante sería la alianza entre México y Francia para reforzar las afinidades naturales que existen entre investigadores mexicanos y franceses. “No importa que no tengan que ver necesariamente con una temática en especial, sino con las ganas de colaborar y juntos, pues las dos comunidades tienen una historia e historias en común que los vuelve más cercanos”, señala quien también estuviera al mando de la Nueva Universidad de Estrasburgo hasta 2016 y cuya actividad de investigación se centró en tres áreas principales: la farmacología de sustancias naturales (especialmente polifenoles vegetales), la farmacología antitrombótica (plaquetas, el endotelio), y la farmacología vascular, especialmente el estudio de enfermedades vasculares proliferativas crónicas.

Comenta que en cuanto a casos de éxito de esta alianza, hoy en día lo más relevante serían las estructuras de investigación comunes que existen, como los laboratorios mixtos internacionales, estructuras dedicadas a la realización de proyectos conjuntos de investigación, de capacitación y de innovación a partir de una plataforma científica común, por ejemplo, en el área de matemáticas. “Actualmente se están realizando más en otras áreas, como salud, química y ciencias aeronáuticas. Se deberían aumentar el número de colaboraciones que existen entre ambos países por la simple razón de que para los dos no sólo es importante, sino fundame ntal desarrollar la ciencia y no sólo en la academia, sino pensando directamente en los beneficios que le aporta a la sociedad y que ya son claros y cada vez más necesarios en áreas como el clima y el medio ambiente”.

Agrega que la ciencia puede aportar soluciones sobre cómo proteger al planeta y justamente los encargados de la toma de decisiones deben conocer a fondo estas soluciones que pueden brindar de manera puntual los científicos.

Si no se toman medidas para frenar el deterioro de la biodiversidad, se calcula que para 2050, los bosques y las praderas seguirán reduciéndose hasta 20 % y aumentará la proliferación de especies exóticas invasoras, así como la disminución de recursos pesqueros; todo esto con la pérdida de servicios dependientes de estos ecosistemas en ecuaciones acentuadas además por el cambio climático.

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