Espiada por el mayordomo, desplumada por falsos amigos y finalmente inhabilitada por su propia hija: la heredera de L’Oreal y multimillonaria Liliane Bettencourt se convirtió en un personaje trágico en la vejez.

En vez de disfrutar sus últimos años en familia, la mujer más rica del mundo, según la revista Forbes, tuvo que lidiar con la Justicia en varias ocasiones. Durante mucho tiempo estuvo bajo sospecha de haber hecho ingresar en la política donaciones ilegales para campañas electorales.

Los grandes méritos de Bettencourt, fallecida a los 94 años, quedaron en un segundo plano a raíz de los muchos escándalos.

Entre ellos está la Fundación Bettencourt Schueller, creada en 1987 para proyectos científicos y culturales. Pero destaca su labor en el gigante cosmético. Bettencourt era hija del fundador de L’Oreal, Eugène Schueller.

La firma, con sedes en todo el mundo, emplea a 89 mil 300 personas y factura 25 mil 800 millones de euros al año, según sus datos. Ahora al grupo lo controlan las generaciones más jóvenes.

Según una lista elaborada por Forbes a comienzos de año, se calculó su riqueza neta en 39 mil 500 millones de dólares.

Antes de cumplir 89 años, un tribunal resolvió en 2011 inhabilitar a la heredera y dejar la tutela en manos de su nieto Jean-Victor Meyers.

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