Vivimos un momento de cambio e incertidumbre en el que la evolución tecnológica, económica y social detona oportunidades, entre ellas, nuevas formas de inversión. Ejemplo de esto son los ETF’s, las Fibras e incluso las criptomonedas, los cuales se pueden ajustar al perfil de riesgo del inversor. Pero para saber cuál sería la mejor opción es necesario entender qué son y cómo funcionan.

Los ETF (Exchange Traded Fund) son un conjunto diversificado de activos que cotizan en la bolsa como si fuera una acción. Estos instrumentos financieros replican el comportamiento de un índice, que puede ser oro, plata, acciones tecnológicas europeas, chinas o de algún país en específico.

¿Es un instrumento seguro? En inversión no hay nada seguro, pero es importante saber quién emite los instrumentos. Si los emiten empresas como BlackRock, una de las instituciones financieras más grandes del mundo, entonces tienes la certeza de que están manejados profesionalmente.

Existen ETF’s basados en los bonos del gobierno federal de Estados Unidos, por lo que prácticamente no presentan ningún riesgo. Al igual que los Cetes en México.

Por otro lado, los Fideicomisos de Infraestructura y Bienes y Raíces (Fibras) se dedican a la adquisición o construcción de bienes inmuebles que se destinan al arrendamiento o a la adquisición del derecho a percibir ingresos provenientes del arrendamiento de dichos bienes, así como a otorgar financiamiento para esos fines.

El presidente estadounidense Dwight D. Einsenhower estableció las Fibras en 1963, con el nombre de Real State Investment Trusts (REIT). Como son fideicomisos, están bastante bien estructurados, mas para invertir en Fibras es preciso tomar en cuenta sus características:

Son considerados un instrumento híbrido, ya que pueden otorgar rendimientos fácilmente predecibles, producto del arrendamiento (deuda) y rendimientos variables producto de la plusvalía de los inmuebles (capitales).

No cuentan con un plazo determinado ni con calificación.

Son operados en el segmento “Capitales”, bajo la normatividad semejante a cualquier acción que cotiza en la Bolsa Mexicana.

Cuentan con un administrador profesional para la operación de los bienes inmuebles fideicomitidos.

Son instrumentos con mucha demanda por parte de inversionistas institucionales. El Régimen de las Afores, Aseguradoras y Afianzadoras les permiten invertir en Fibras.

Se podría decir que esta inversión es bastante recomendable, ya que el inversionista posee dos fuentes posibles de rendimiento: los flujos por las rentas y la plusvalía por la revaluación.

Por último, el bitcoin, o moneda virtual, surgió como un sistema de pago que tenía como finalidad quitar intermediarios en las gestiones financieras. Sin embargo, a raíz de diversas especulaciones se fue elevando poco a poco su valor.

Aunque es un activo seguro porque no se puede hackear con facilidad, la especulación que la elevó la puede llevar también a caer repentinamente.

Este instrumento es el de mayor riesgo. Para quienes deseen invertir y no entiendan cómo funciona el bitcoin es mejor abstenerse, ya que no está respaldado en realidad por nada en específico, el valor de esta moneda está centrado en su oferta y demanda.

Según el perfil de riesgo de cada inversor, la recomendación es buscar un portafolios diversificado que genere los rendimientos más altos con base en la tesis de las inversiones planteadas, sin dejar de tomar en cuenta que para evitar riesgos inesperados es mejor buscar instrumentos que brinden un buen respaldo a la inversión.

Profesor del área de Dirección Financiera de IPADE Business School

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