En promedio, el 32% de los hogares en México tienen problemas con el acceso, uso y la estabilidad al agua, por ejemplo, el 74% padece interrupciones; el 72% tiene preocupación por no tener agua para cubrir todas sus necesidades; y 48% no tuvo en su vivienda; entre otros aspectos.

Estos son algunos de los resultados de la encuesta llevada a cabo por el Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad ( ) de la Universidad Iberoamericana, con el apoyo de varias instituciones como Yale School of Public Healt, Northwestern University, Monclair State University y Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

La afectación en 32% de los hogares contrasta con los indicadores de la disponibilidad de agua en el país que se centran en el acceso físico a infraestructura, por ejemplo, donde se afirma que solo el 3.5% de las viviendas no dispone de agua no entubada o 4.3% no dispone de drenaje, de acuerdo con los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020.

Esta nueva medición de la inseguridad de agua contempla otras dimensiones que inciden sobre el bienestar de las familias, por ejemplo, el 69% de los hogares encuestados no tiene la certeza de contar con el recurso para lavar ropa; 44% para cocinar; 27% para lavarse las manos; 34% para bañarse; y 41% para beber agua potable.

La encuesta revela que la inseguridad de agua es mayor en hogares que respondieron mujeres con el 37%; y en las viviendas ubicadas en municipios rurales con el 43%.

Asimismo, las familias donde respondieron las mujeres con los niveles socioeconómicos más bajos registran la mayor tasa de inseguridad con el 49%, en contraste con las de más ingresos con el 18%.

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Para evaluar la inseguridad del agua en el país no basta con medir la infraestructura del líquido en los hogares, es necesario complementar mediciones de con las barreras de acceso, uso, y la estabilidad del vital líquido dentro del hogar, comentó Graciela Teruel , directora del EQUIDE.

Hay fuertes inequidades por niveles socioeconómicos y de inseguridad alimentaria. La medición de la inseguridad de agua mejora nuestra comprensión del bienestar y la pobreza, además es un tema de salud pública y de política social que requiere priorizarse, agregó la investigadora.

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ardm/acmr

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