Amigues, debo hacer una confesión terrible. Aunque tenía toda la intención de ir este sábado 24 a la Marcha del Orgullo LGBTTTIQA, el viernes me ganó muchísimo la fiesta. Ya sé que nadie extrañó mi presencia buga y que la celebración-manifestación-fiesta-protesta prosiguió sin contratiempos a pesar de mi ausencia, pero igual me sentí mal conmigo misma. Como homenaje, bebí Gatorades de todos los colores disponibles, para tener mi propia bandera de la diversidad en la panza. Y para sobrevivir a la deshidratación después de haber ingerido un millón de galones de cerveza la noche anterior.


Mención no patrocinada por ninguna bebida isotónica, porque ninguna de ellas querría relacionarse conmigo por usarlas para la cruda y no para el deporte.

Mientras agonizaba bajo las cobijas, seguí con detenimiento todas los posts sobre este kermoso acontecimiento. La mayoría llenas de alegría y felicidad y diversidad y respeto e integración y qué bello que hayamos avanzado tanto desde la primera marcha a la que fui, en 1998, cuando todavía se usaba “Puto” como insulto...
 
UN MOMENTO



Argh.
 
Otros posts me llevaron al equivalente de arrancarme los pellejitos de los dedos, es decir, a leer los comentarios de las notas sobre el mes de la diversidad sexual. Lo cual me recordó que México no es Paseo de la Reforma en el último sábado de junio, y que todavía existe gente que dice cosas como “Piden respeto pero se visten así como si fueran a un circo” o “Sí pero hacen su espectáculo y qué tal que los ven los niños” o “¿Por qué los heterosexuales no estamos en sus siglas LGBTTTIQA? ¿Por qué nos invisibilizan? ¿No que muy incluyentes?” o “Hay que hacer nuestra marcha de orgullo hetero, AHAHAHAHHAHAHAAHA KE LISTO SOY SEGURO NO SE LE HABÍA OCURRIDO A NINGÚN HETERO ESTE CHISTE DEJA LO TUITEO AHAHAHAH”.

 
Ay, Plaqueta 2010, eras tan burri.
 
Pero lo que más me sorprendió fue la gente arrancándose las vestiduras por . ¡Bueno! Parecía que hubieran sustituido el águila por una foca y la serpiente por un Swinkle de mango (el cual, por cierto, sería un increíble escudo para mi país: Plaquelandia).

 
¿Qué tal la banda en los comentarios pidiendo que se ejerciera “todo el peso de la ley” en contra de esta infractora? Ah, pero no fuera con los feminicidas porque “Piri is qui i lis himbris timbiín lis mitin” o cuando los militares asesinan civiles porque “Is qui siguiri in ilgui indibin”.
 
Ahora resulta que son expertos en la . La cual me chuté y fue lo más aburrido que he hecho en mi vida desde que leí Platero y yo en la secundaria. Esto fue lo que descubrí:
 
-Sí dice que el Escudo no se puede andar alterando (adiós, foca con Swinkle), porque “toda reproducción del Escudo Nacional deberá corresponder fielmente al modelo a que se refiere el Artículo 2o. de esta Ley, el cual no podrá variarse o alterarse bajo ninguna circunstancia” (artículo 5). Va.
 
-Pero sobre la bandera, el artículo 33 dice que “los ejemplares de la Bandera Nacional destinados al comercio, deberán satisfacer las características de diseño y proporcionalidad establecidas en el artículo 3”. Y el artículo 3 dice que “La Bandera Nacional consiste en un rectángulo dividido en tres franjas verticales de medidas idénticas, con los colores en el siguiente orden a partir del asta: verde, blanco y rojo. En la franja blanca y al centro, tiene el Escudo Nacional, con un diámetro de tres cuartas partes del ancho de dicha franja. La proporción entre anchura y longitud de la bandera, es de cuatro a siete. Podrá llevar un lazo o corbata de los mismos colores, al pie de la moharra”.


 
OK, ¿pero y si no es una bandera que se vende, sino una que hiciste en tu casa? Pillados.
 
en un tuit, mientras acá lloramos por un pedazo de tela al mismo tiempo que el país se pinches desmorona sin que pinches hagamos nada por andar de agachones y egoístas, en Canadá sale Trudeau con el equivalente banderístico multicolor y todos son felices.


  
Estos símbolos son muy fuertes. Y yo prefiero un país con una bandera que se pueda modificar de vez en cuando para representarnos a todes (o en su caso, ), a una que por bienportada que siga las normas escritas por unas personas , bugas y que nadie respeta... pero que igual se chingan nuestros impuestos.
 
Ah, pero esta obsesión por la bandera I-N-A-L-T-E-R-A-B-L-E tiene sus excepciones, como cuando llama el deber cívico de gritar puto en el estadio, porque ya se sabe que en el fucho y en la homofobia todo se vale:


 
***
Como extra, les traigo estas terribles transgresiones a la sagrada Ley de Símbolos Patrios:






 
¡Rápido, llamen a Segob antes de que los delincuentes se coman la evidencia! ¡¿CÓMO SE ATREVEN A HACER UN ESCUDO NACIONAL CON DELICIOSAS NUECES PECANAS?!

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