Siempre llego tardísimo a todo*: a las juntas de trabajo, a mis citas con el dentista (con los dientes llenos de caries y mugre, qué oso), al feminismo, al contouring de Kim Kardashian, a la hora del brunch en los restaurantes de la Romagooeeeeei, a la moda de los pantalones de brincacharco. Y así de tarde llegué a My Mad Fat Diary, pero no me importa, porque la bingewatcheé (¿atascomiré?) esta Semana Santa y quedé obsesionada y ahora sólo quiero hablar de eso. Es que en serio qué cosa tan maravillosa es. Nivel Freaks & Geeks, de plano. Ay. No dejo de pensar en ella y el corazón se me hace esponjosito al recordar mis momentos preferidos. Que si esto es el amor, que si esto es el amor.

La historia pasa en un pueblito de Inglaterra a mediados de los noventa, entonces a los treintones nos da un vuelco el corazón nomás de ver la moda horrible-increíble, de escuchar el britpop del sountrack y de ver cómo NO tenían internet ni celulares. La mera mera de la serie es Rae, una chava de 16 años que, como el título indica, está gorda y está loca. En el primer capítulo ella acaba de salir del psiquiátrico, se reencuentra con su mejor amiga de toda la vida, Chloe (que es toda flaca-y-bella-según-los-estándares-impuestos-por-el-sistema-capitalista) y le presenta a su nueva pandillita de gente buena onda. A Rae le da pánico porque siente que la van a ver como bicho raro. Para colmo, esa semana hay una “albercada”, ¡qué angustia! Pero todo sale bien, porque ella es la chica más cool del universo (nomás que no lo sabe aún).

A pesar de que es su coco en la vida, lo que la hace sentir chinche y lo que la orilla a ciclos autodestructivos, la gordura no es lo que define a Rae. Aunque vive en un mundo de mierda, la gente en general no la ve como “la gorda”, sino como a una chingona. Sí, unos maloritas le hacen bullying; sí, a veces las personas que más la quieren le dicen cosas medio hirientes relacionadas con su imagen, pero hay más crueldad dentro de su cabeza (y en la forma compulsiva de comer, de hacerse daño en la piel y de aventársele a los coches en torpes conatos suicidas) que por parte del mundo exterior. El que le ayuda a darse cuenta poco a poco de eso es Kester, el psicólogo que todos quisiéramos tener. Personajazo. Hasta me dan ganas de ir a terapia (pero no porque qué caro y mejor me gasto el dinero en papitas Y ME LAS COMO COMPULSIVAMENTE CUANDO ME DEPRIMA).

Otra cosa que amo es que la serie –basada en los diarios de la de verdad, My Fat, Mad Teenage Diary– es CERO moralina. Los personajes se la pasan bebiendo chela, aunque son menores de edad, y además de que nadie les pide su IFE británica, no les pasa NADA por ingerir bebidas alcohólicas. O sea, sí hacen pendejadas, se foreverean y toman pésimas decisiones, pero son adolescentes: igual lo harían estnado sobrios. También tragan tachas y no se mueren ni se convulsionan ni les explota la cabeza como en La Rosa de Guadalupe, porque psss el MDMA y se ve que además tienen un buen dealer que no les vende comprimidos de subanfeta con jabón de ropa industrial. Además, güey, ERAN LOS NOVENTA, no sé en Inglaterra pero acá NADIE te preguntaba tu edad para venderte un pinche moradito (para los millennials: eso bebíamos en los noventa y era vodka de quinta con jugo Ami de “uva”, ¡guacalísima!) o diez litros de aguardiente León. Éramos hijos de madres que fumaron en el embarazo y comieron churrumais durante la lactancia, ¡nada podía hacernos daño! Ah, luego en otro capítulo hay un aborto y tampoco pasa NADA, nadie se trauma ni llora desconsoladamente ni queda estéril ni muere desangrado ni sueña con fetos parlanchines. Es un proceso engorroso y ya, un día de reposo y ya, a seguir con la vida. Siento que estamos a años luz de que se hable así del tema, ya dejen ustedes en la tele o el cine mexicanos, sino en las charlas de café de gente “progre”. AmoooOoooOoOOoooo que la historia no sea juzgona, a diferencia de nuestros contactos de Facebook.

Y luego: el amor. El maldito amor. Hay un episodio maravilloso en el que Rae se siente mal por no ser suficientemente “femenina” y cree que ese es otro impedimento para que los güeyes la pelen. Entonces se viste de rosa con brillitos y se hace un peinado “lindo” y se pone tacones. Y pues obviamente es un desastre, porque uno que ya es treintón sabe (más o menos) cómo terminan los intentos desesperados por parecer algo que no somos. Aaaah, y hay otro grandiosísimo en el que decide dejar de ser chistosa porque “las chicas no dicen bromas”, y también pretende ser tonta porque le dijeron que eso le gustaba a los hombres, y es gracioso pero TRISTÍSIMO pero no sé ustedes pero a mí las revistas como 15 a 20 y me dijeron cosas parecidas y me las creí y entonces me sentía culpable cada vez que decía algo ingenioso y todos se reían porque QUÉ TAL QUE SE ESTABAN RIENDO DE MÍ POR SER RARA.

Y esto tienen tantititititos espoilers, pero yo creo que no más que la parte de atrás del DVD: Rae se crushea con el guapo de su bandita, el tipo simpático y con el que toooodas quieren. Ella siente que está out of his league, y aunque el güey la busca y claramente “quiere algo más”, Rae nomás no se la termina de creer. Ay, me sentí tan identificada. Levante la mano quien haya estado en una relación juvenil en la que se sentía poca cosa y se haya autoboicoteado por puritita inseguridad.

o/

En serio en serio en serio cómo no hubo una serie así en los noventa y dosmiles tempranos, cuando yo, igual que Rae, quería agarrar un cuchillo y arrancarme las lonjas mientras me tragaba una caja gigante de pastisetas y lloraba por no poder ser bonita y boba y genérica.

Véanla todos y pongánsela a sus niños, adolescentes y minimillennials favoritos.

Yo la torrenteé, pero también está en YouTube, en superchafísima calidad, eso sí. Aquí el primer capítulo:

https://www.youtube.com/embed/FUV4uq59Xok

Ya quiero que sea Semana Santa otra vez para volverla a ver. ¿Qué otras series por el estilo me recomiendan? Por lo pronto ya compré el libro. Ando eriza de historias adolescentes porque, “por si no se habían dado cuenta”, no he superado la secun.

<3

*La excepción a esta regla es que fui a la función de media noche de Batman contra Supermán y jajajajá estuvo cotorrísimamente mala. Me sentí como Andrés Bustamante y Trino Camacho viendo La motocicleta satánica en A platicar a su casa. Si no saben de lo que les hablo por favor vean este video (y otros de la serie que están en YouTube, ¡qué cosa tan bella!):

https://www.youtube.com/watch?v=FBnXY0p3eiY

Google News

Noticias según tus intereses