Con la vista puesta en el 2030, el próximo viernes 25 los líderes de 193 países miembros de las Naciones Unidas darán la aprobación oficial de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sustentable. Un documento que sustituye a los Objetivos de Desarrollo del Milenio cuya fecha de expiración es precisamente éste 2015 y que se componen de 17 metas con 169 objetivos todos contenidos en cinco áreas de importancia crítica para el planeta: Gente, Planeta, Prosperidad, Paz y Alianzas. 

 

Este nuevo mapa de ruta promete ser la herramienta que sierva a los países para terminar con la pobreza y construir una vida digna y en paz para todos en el planeta. Una que permita la prosperidad económica de las comunidades y que, al mismo tiempo sea consciente y respetuosa con el planeta. 

 

Una promesa bastante ambiciosa que se ve opacada, vistos los resultados de las últimas cumbres relacionadas con el cambio climático y con el financiamiento al desarrollo. Sin embargo, esta vez, quiero que veamos el vaso medio lleno y destacar algunos aspectos que me parece pueden darnos un poco de esperanza para creer que ésta nueva promesa puede dar resultados positivos: 

 

1. Posición del Papa Francisco.

 

Para muchos es un sinsentido la participación del Papa Francisco en la Cumbre, para otros es simplemente testimonial, pero dejando de lado las creencias de cada quien, no podemos dejar de lado que Francisco es el primer Papa que en verdad muestra su preocupación por el cambio climático y los temas ambientales. 

 

No perdamos de vista que hoy por hoy se calcula que una de cada seis personas en el mundo es católica y la influencia del máximo líder de la iglesia sigue siendo muy importante en buena parte del mundo. Por ello es de celebrarse, no sólo que Francisco acuda a la sede de Naciones Unidas sino que, con la presentación de su encíclica Laudato Si ha dejado claro que su participación en la lucha contra el cambio climático y por el medio ambiente no pretende ser sólo testimonial. 

 

 

2. Cambio en la visión de “business as usual” 

 

Diversos líderes de compañías multinacionales han tomado parte activa en la definición de los nuevos objetivos de desarrollo sustentable. En Mayo pasado, más de 2000 compañías, especialmente europeas, se reunieron en Paris y en sus comunicaciones finales declararon su interés para que los gobiernos del mundo logren en la próximo COP21 un acuerdo sobre el cambio climático que consiga cero emisiones, así como la eliminación gradual a los combustibles fósiles que hagan más rentables las energías renovables. 

 

 

3. La participación del Presidente de China Xi Jinping y del Primer Ministro de la India, Narendra Modi.

 

Representando casi dos quintas partes de la población mundial, China e India tienen un papel decisivo que jugar si se trata de mejorar la vida de los miles de millones de habitantes con que cuentan y al mismo tiempo hacerlo a la luz de tecnologías y vías de desarrollo no contaminantes. De como ambos países logren cambiar la visión del progreso y no seguir los pasos de los hoy países ricos y más contaminadores, depende la vida de toda la humanidad. Por eso es una buena noticia que ambos líderes hayan manifestado su participación en una cumbre en la que también se tratará la actual situación China y su impacto en la economía mundial y en el que india pretende dialogar con Obama sobre energías limpias. 

 

 

 

4. La gran participación que tuvieron los jóvenes en el proceso de definición de las 17 metas. 

 

Desde que hace tres años se inició el proceso para desarrollar los Objetivos de Desarrollo Sustentable en la Cumbre de Río + 20 (2012), el Grupo de Trabajo Abierto logró incorporar las voces de miles de personas a través de portales como MyWorld donde se recibieron más de 8 millones de votos de todo el mundo, el 75% de los cuales provenía de jóvenes menores de 30 años. Sin duda una buena noticia pues será a los jóvenes a quienes les corresponda presionar, implementar, trabajar y dar seguimiento a los objetivos por los próximo 15 años. 

 

 

5.  El desarrollo sustentable como eje articulador de las 17 metas. 

 

La mejor noticia es que el desarrollo sustentable ha dejado de verse como un objetivo individual y en este nuevo compromiso se considera al mismo como el eje articulador de todo lo demás. No hay desarrollo sin planeta, no hay economía sin planeta y no puede haber equidad, trabajo, escuelas dignas, prosperidad, paz, etcétera si no hay un planeta. Considerar el desarrollo sustentable como un eje articulador permite iniciar una discusión largamente detenida: el cambio en el paradigma del desarrollo económico que nos ha llevado al desastre ambiental y climático que hoy vivimos. 

 

 

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