¿Alguna vez has estado deprimido? ¿Conoces alguien que viva con depresión? Seguramente sí.

Según la WHO (World Health Organization) hay más de 300 millones de personas en el mundo que viven con este trastorno. De hecho, el 7 de abril pasado, en el World Health Day o el Día Mundial de la Salud, esta organización habló de la depresión ya que desde el 10 de octubre del año pasado (2016) están en campaña para hablar sobre ella (si les interesa pueden encontrar más información en redes sociales con el #LetsTalk)

La depresión va más allá de la sensación de tristeza, melancolía, infelicidad o pocas ganas de hacer las cosas. La depresión clínica puede ser verdaderamente incapacitante y puede interferir con nuestra vida por semanas, meses o años. Es un trastorno de ánimo que necesita ser tomado en serio y atendido por especialistas. No es cosa de “echarle ganas” o “dejar de tirarse al drama”, hay que atenderla y no es sencillo ya que es de origen multifactorial y confluyen cuestiones genéticas, biológicas y psicosociales.

Es importante mencionar que puede darse en todas las edades: niños, adolescentes, adultos y adultos mayores.

Algunos síntomas son:

  1. Estado de ánimo irritable

  2. Pocas ganas de hacer cosas y las que hace siente que no sirven de nada o son inútiles

  3. Mucho sueño o insomnio, falta de energía generalizada y cansancio constante

  4. Cambio en los patrones de apetito, puede aumentar el hambre o desaparecer

  5. Dificultad para concentrarse, inquietud

  6. Sentimientos de odio a sí mismo o culpa

  7. Pensamiento repetitivo de muerte o suicidio

  8. Pérdida de placer en actividades que antes disfrutaba, pesimismo

  9. Disminución de deseo y placer sexual

En niños suele presentarse:

  1. Bajo rendimiento escolar

  2. Exceso de sueño o insomnio

  3. Miedo constante

  4. Cambio en el comportamiento general

  5. Apatía

  6. Tristeza general

Ahora bien, ya que el diagnóstico está confirmado por un especialista el tratamiento suele ser con terapia psicológica y medicamentos. Estos tardan entre 3 y 4 semanas en tener un efecto terapéutico completo. Mientras y de manera paralela, te puedes ayudar con ejercicio y dieta.

Así es, el ejercicio es el mejor antidepresivo ya que se asocia a un incremento de la dopamina, promueve la generación de nuevas neuronas en el cerebro y estimula la secreción de endorfinas, las hormonas de la felicidad y que tienen un efecto más veloz que el de los medicamentos. Si además haces ejercicio al aire libre, el sol es un antidepresivo natural.

En cuestiones de alimentación, un apoyo es consumir:

  1. Omega 3 (presente en los pescados de agua fría como el salmón y en nueces y linaza)

  2. Triptófano (en carne de pavo y otras carnes magras, lácteos, plátano)

  3. Té verde

  4. Cúrcuma

  5. Chocolate negro o cacao

  6. Avena

  7. Vitamina C (cítricos, kiwi, guayaba)

  8. Suficiente agua natural

Todos estos alimentos te ayudan a relajarte mientras te dan energía y nutren. Recuerda que una mala dieta puede hacerte más mal que bien.

La depresión es una enfermedad y debe ser atendida como tal. No hay razón para esconderla, sentir vergüenza o no tratarla. Hay salida, hay luz al final del camino…

Google News

Noticias según tus intereses