El proyecto piloto que se está instrumentando en la estación Balderas del Metro de la Ciudad de México parece ser un simple asunto administrativo para eficientar la operación de este sistema de transporte público, pero la verdad es que tiene un gran significado de alcance insospechado porque rompe paradigmas respecto a la conducta de los mexicanos de hoy.

Estamos acostumbrados a pensar que los mexicanos somos desorganizados, corruptos, abusivos y tenemos otros atributos negativos más.

Sin embargo, este proyecto encabezado por el doctor Gustavo Carreón, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS), de la UNAM, que inició el pasado domingo 4 de diciembre nos dice mucho de nosotros mismos.

Más allá de las palabras, basta con ver las imágenes grabadas y transmitidas en los noticieros de TV, donde consta que los pasajeros aceptan el orden y se les ve con actitud positiva. Ésto refleja algo importante: los mexicanos somos gente de bien, que prefiere el orden al desorden, pero lo que falta es que alguien con liderazgo proponga modelos que den certeza y se comprometa a cuidar que todos lo acepten. Que se imponga disciplina.

La realidad es que el desorden nos estresa porque nos pone a la defensiva y en contraste el orden nos da certeza y tranquilidad.

Podemos ver cómo ha evolucionado la cultura del automovilista en la Ciudad de México, donde hay una regla sobreentendida de que en los cruceros es necesario turnarnos para pasar de uno en uno y en las salidas de vías rápidas como Periférico y Viaducto, es necesario hacer fila. Nunca falta el abusivo que se quiere saltar la fila, pero son los menos.

Seguramente el mexicano común prefiere el orden y si aprovechamos esta predisposición, podremos construir un mejor país.

Están faltando en este país liderazgos propositivos con credibilidad en el ámbito social y gubernamental, para generar un cambio social.

También, saeguramente lo que está fallando es la estructura social, que ya está contaminada por la desconfianza. Todos suponemos que los demás buscarán tomar ventajas y entonces nos protegemos y tomamos la iniciativa de ganarles.

¿Por qué cuando el mexicano cruza a Estados Unidos de inmediato hay un cambio de conducta y se comporta con civilidad y respeto por las reglas y normas del país que visita, lo cual no acostumbra a hacer en nuestro país?.

En contraste, muchos extranjeros que se mudan a nuestro país, incluso europeos, rápidamente se amoldan a la flexibilidad y tratan de sacar ventajas personales.

El comportamiento individual se ve influido por el comportamiento colectivo. Si no fuese así, no entenderíamos como es que ciudadanos tranquilos se transforman en un estadio de futbol y realizan actos que no harían en su vida cotidiana.

Mucho nos falta estudiar sobre el comportamiento de los mexicanos para entendernos a nosotros mismos y generar modelos sociales que estimulen el orden.

Seguramente conocer más de nuestras condicionantes sociales nos ayudaría a reducir la corrupción y la delincuencia básica.

Uno de los reclamos que escuchamos a través de los noticieros al Secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, palabras más o palabras menos, fue que en estos diez años en que al Ejército se le encomendó combatir la delincuencia organizada, los demás órganos de gobierno no hicieron nada, ni siquiera lo que les correspondía, pues la delincuencia no sólo se combate a balazos. Ésto deja entrever la ausencia de estrategias sociales para desestimular a este gravísimo problema.

Necesitamos que los gobiernos inviertan  en proyectos que incidan en modelos sociales de mayor calidad y además, que sean realizados por profesionales, como los que lideran  este proyecto que hoy instrumenta el Sistema de Transporte Colectivo al que denominamos Metro. Por ello debe analizarse con detenimiento, pues puede proyectarse a otros ámbitos de la conducta social y lograr quizá resultados insospechados en un país que hoy demanda orden.

Este proyecto fue ganador del Premio a la Innovación tecnológica Ing. Juan Manual Ramírez Caraza del año 2014. Este equipo está formado, por los doctores Gustavo Carreón, Carlos Gershenson, Luis Pineda y Jorge Zapotecatl.

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