Está previsto para el 20 de julio el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. Ese día se abrirán embajadas en ambos países.

Por tanto es previsible que el bloqueo comercial que desde octubre de 1960 impuso Estados Unidos a Cuba para aislarla, esté por llegar a su fin a partir de los acuerdos entre los presidentes Barack  Obama y Raúl Castro.

Este acuerdo con toda seguridad iniciará una era de furor y amor de los norteamericanos por Cuba, como si representara el regreso del "hijo pródigo" a la familia.

Como todo regreso con alta carga emocional, este acontecimiento se traducirá en grandes inversiones en infraestructura de todo tipo, principalmente industrial y gran afluencia de turismo hacia ese país.

Todo esto es una excelente noticia, principalmente porque significa mejorar las condiciones de vida del pueblo cubano.

Sin embargo, para México podría significar todo lo contrario. Frenar las inversiones internacionales hacia nuestro país, pues Cuba se convertirá en un paraíso industrial que captará la inversión que hoy aterriza con nosotros.

Debemos reconocer que Cuba ofrecerá dos ventajas contra las cuales para México es difícil competir: muy bajos salarios, pocas exigencias laborales y personal calificado.

En Cuba, -por el modelo económico socialista que tiene-, no existen sindicatos y seguramente el gobierno será el intermediario para las contrataciones de personal.

Seguramente para atraer inversiones ofrecerá mano de obra muy barata, -que es sobre la que se construyó el milagro económico chino-, derivado del sistema de gobierno autoritario comunista, compitiendo en el mundo capitalista.

El gran despegue industrial de China fue posible porque estuvo sustentado en el sacrificio de los trabajadores mal pagados y sin prestaciones laborales, lo cual se tradujo en precios bajísimos de sus productos. El diferencial de precio era precisamente el ahorro en salarios.

Por tanto, la oferta de mano de obra barata en Cuba será irresistible para los grandes inversionistas, quienes harán fila para instalar maquiladoras, lo cual se resentirá en la zona fronteriza de México.

Por si fuera poco, la ubicación geográfica de Cuba, -muy cerca de Miami-, hará que el flete marítimo sea bajísimo, comparado con el costo de la logística desde China.

Tan cerca está Cuba que mucha gente que hoy vive en Miami huyó de su país en embarcaciones muy pequeñas.

Como último punto a considerar es que quizá el mayor acierto del comandante Fidel Castro fue haber invertido en la educación profesional de los cubanos.

Cuba tiene importantes científicos y técnicos muy bien preparados. Su inversión en educación hoy será muy bien capitalizada.

Mientras México sufre una crisis educativa que se resiente en el ámbito social y político, Cuba ofrece mano de obra calificada.

Para fortuna de los mexicanos éste será un problema temporal, aunque puede durar varios años en los cuales seremos relegados por los inversionistas. La población total de Cuba es de poco más de 11 millones con 250 mil habitantes, según censos del 2009.

Si su población económicamente activa es de 70%, podemos suponer que su tope de colocación de mano de obra hoy es de siete millones y medio de personas, que equivale más o menos al 10% de la disponible en México.

Nuestro sistema sindicalista cerrado, mas un poco de retórica gubernamental con el tema laboral y graves problemas en el sistema educativo, pronostican que en México resentiremos económicamente la bonanza de nuestros vecinos con ausencia de inversión y cierre de maquiladoras que se marcharán a Cuba.

El gobierno mexicano ¿estará preparando ya un plan de contingencia para enfrentar esta disminución de la inversión?.

Incluso ¿Cuántos capitales mexicanos estarán preparando maletas para irse a invertir a Cuba?.

En el ámbito político este nuevo escenario internacional seguramente tendrá repercusiones en América Latina, donde tendrá que haber un replanteamiento, pues el padrinazgo de Fidel y Raúl Castro sobre los presidentes Nicolás Maduro y Evo Morales, tendrá que ajustarse a las nuevas circunstancias.

Esta nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba tiene aún muchas sorpresas.

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