Dentro de todas las definiciones e interpretaciones o ventajas  que se le atribuyen a la autoestima existe una muy personal, y es que  puede ser un regulador del estado de ánimo. Mucho depende de  la percepción que tenemos en tiempo presente de nosotrxs mismxs para estar de buenas o de malas. Si trabajamos en el dialogo  interno, pensando en positivo pero con realismo, puede ser que nuestro estado de ánimo se vaya para arriba.  El  presente exterior siempre estará regido  tanto por  nuestra historia (por asociación) como por nuestro estado de ánimo, mismo que estará definido por lo bien o mal que nos tratemos.

Los mismos eventos pueden ocurrir una y otra vez, a lo mejor con personas diferentes,  y lo que va a cambiar de nuestra percepción  será el pie con el que nos hayamos  parado de la cama esa misma mañana. Como no siempre lo haremos con el pie derecho, se sugiere trabajar generando pensamientos positivos que nos motiven al movimiento. Hay que buscar la manera de sentirse bien con lo que se tiene en el momento y partir de ahí.  Si hacemos esto todos los días, independientemente de nuestro despertar,  la autoestima mejorará y en consecuencia  se va  generar una inercia y hasta un estilo de vida dirigido al bienestar  interior.

Todos los días decidimos cómo la vamos a pasar, pero para eso es necesario generar un dialogo amable, no juzgarnos por los errores cometidos y observar  los hechos con la mayor objetividad posible sin tomar las cosas de manera personal.  Acto seguido agradecer el aprendizaje,  una actitud agradecida  puede cambiar la percepción 180 grados, además se usa para poder reconocer los aciertos y capitalizar las experiencias.

La autoestima no se puede construir de la nada, se requieren de experiencias tanto personales como ajenas, un ejercicio de observación referente a la toma de decisiones y acciones. No siempre se van a tener los mejores resultados de todo, sin embargo sí  podemos empezar a usar las situaciones desafortunadas para nuestro beneficio y aprender de ellas y para lograrlo es menos difícil cuando la autoestima se encuentra en equilibrio.

Si logramos tener el mayor tiempo que pasamos despiertos, un dialogo agradable en nuestra mente, agradecimiento por los aprendizajes de situaciones que en su momento nos perjudicaron con una actitud positiva,  se va a reflejar en un buen estado de ánimo, mejor autoestima y por consiguiente una mejor calidad de vida. Si por el contrario, nos sumimos en las quejas y la autoconmiseración, ni vamos a resolver nada y la vamos a seguir pasando fatal. Quien tiene la autoestima sana no  busca victimizarse para lograr cosas, al contrario resuelve y alcanza lo que se propone sin necesidad de causar lástimas. No se cuestiona lo que dirán los demás o si llegara a hacerlo asumirá que son cosas positivas. Las personas que tienen un  buen concepto genuino de sí mismas no se la pasan comiéndose la cabeza,  eligen vivir de manera positiva y buscan la manera de estar de buen humor.

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