Siempre había pensado que lo opuesto al temor es el valor. Puede que haya algo de cierto en estricto sentido pero no necesariamente el valor siempre es el antídoto para el temor. Además, tendríamos que averiguar de dónde sacar el valor, no es como que se estudia o se compra, el valor es algo que se construye con diversas herramientas y carácter.
El valor ayuda a enfrentar situaciones difíciles, esperadas e inesperadas o procesos que llevan mucho tiempo guardados y que llega el punto que no queda de otra más que hacerles frente. El valor evitaría seguir brincando sobre tablitas, buscando soluciones que solo nos orillan más a caer al fondo del agua. Sin ir tan lejos, a veces se necesita valor incluso hasta para levantarse de la cama, salir a vivir la vida o para ser. Ser implica poner en acción una dimensión de valor impresionante.
La falta de valor seguramente sí puede provocar que vivamos asaltados a cada rato por el temor por una u otra cosa, pero como mencioné, el valor no es el antídoto sino el amor. El amor a la vida, al prójimo y desde luego a unx mismx.
¿Cómo generar ese amor? Pienso que todo el mundo cree cómo hacerlo, al menos cientos de miles de libros de autoayuda dicen cómo o a través de qué. Pero una cosa es la teoría y una muy distinta la práctica. Intelectualizar todo puede ayudar a ciertos entendimientos, sin embargo a la hora de actuar puede representar un obstáculo. El “saber todo” no necesariamente significa que lo hagas y mucho más con respecto a las emociones y percepciones de sí mismx. Yo encuentro muy difícil generar ese amor a mi misma cuando desde que me levanto en la mañana me estoy recriminando por cualquier cosa. No valoro mis esfuerzos y en poco tiempo ya me siento temerosa ante cualquier situación, por lo general al futuro. Si empiezo a dejarme llevar por ese temor al futuro menos me siento capaz de sobrepasar el presente. En pocas palabras traigo una nebulosa de mala vibra bastante espesa. Para romper con eso se requiere de buena voluntad, si pretendemos emplear la fuerza de voluntad lo único que vamos a lograr es crear más resistencia. Hay que tratarse bien no porque unx deba sino porque unx quiere. Se puede empezar por darse los buenos días de una manera amable, reconocer los aciertos y perdonar los errores. Dejar pasar las culpas y mejor hacerse responsable de lo que se pueda cambiar. Detectar, admitir y cambiar. Así nace cada día el amor por hacía sí mismx. El hecho de hacernos responsables nos lleva a actuar de una mejor manera, factor muy importante para no generar más temores.
Somos nosotrxs quienes debemos empoderarnos pero a través del amor propio lo cual va a generar confianza y valor, y entonces sí podremos combatir el temor.
Twitter @reginakuri