¿Será que todas las experiencias deben dejarnos algún aprendizaje? Yo creo que sí pero no siempre somos capaces de verlo o asumirlo. A veces nos sentimos tan frustradxs que preferimos buscar culpables que justifiquen el por qué las cosas no resultaron como esperábamos o como trabajamos para que sucedieran. Otras simplemente no nos gusta la enseñanza y no hacemos caso aunque eventualmente nos servirá para algo.

Un ingrediente muy importante para capitalizar las enseñanzas sobre todo las que se originan en los fracasos es la humildad. Esta  es la capacidad para reconocer los propios errores, pero también los aciertos que son básicos también en el aprovechamiento de las enseñanzas,  que no siempre serán producto de las circunstancias o de hacer mal las cosas.  La humildad es engañosa, hay quienes se creen muy humildes porque no aceptan cuando se les reconoce algo bueno o rechazan cualquier piropo, eso no es ser humilde.  Es una farsa que una  persona pretenda humildad cuando sabiendo de sus capacidades no las reconozca y muy por el contrario crea que tirándose al piso se le verá aún mejor o grandioso. Yo creo que eso genera el efecto contrario.

Ahora bien, el valor de la humildad es directamente proporcional a la condición espiritual de cada quien, y por espiritual no me refiero a seguir o practicar alguna religión, sino al contacto consciente con unx mismx y el  buscar el crecimiento personal. Hay personas que buscan constantemente ese crecimiento espiritual a través de prácticas diversas de meditación y demás,  pero otra manera muy eficiente aunque quizá más confrontante  de lograr ese crecimiento o desarrollo es en el día a día a través de la convivencia con el mundo y la gente.  No es hasta que se experimentan frustraciones causadas  por circunstancias, personas  o errores propios cuando realmente se hace el examen y no para probarle a los demás cuánto hemos aprendido o crecido sino para llevar una vida mejor.  Poco a poco ir creando tolerancia y  más consciencia personal y del entorno para que también podamos vivir bien. Es por eso que pueden haber tiempos y momentos en los que si descuidamos nuestra condición espiritual nos salimos del centro y perdemos uno de tantos valores que nos ayudan a estar en paz como la humildad.

Practicar la humildad como la generosidad y honestidad  nos ayuda a tener relaciones más sanas y verdaderas con los demás pero principalmente con nosotrxs mismxs.

Una persona humilde es alguien que sin alardear reconoce y agradece lo que tiene.

Twitter @reginakuri

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