No sé si exista un método absoluto para encontrar la felicidad, hay muchos predicadores que juran haber encontrado el hilo negro para experimentar paz, éxtasis y felicidad. Yo ni si quiera sé si la felicidad existe de verdad así como la pintan, lo que sí sé es que cada quien tiene el poder para cambiar la percepción de las cosas. Quiero decir, que puede darse un evento poco afortunado o como pasa generalmente ante la terminación de un ciclo o periodo alegre razón por la cual las personas se entristecen o lamentan, es natural sentir tristeza o pesar pero si nos dejamos llevar por esos sentimientos, todo lo bonito o las satisfacciones que hayamos obtenido o experimentado antes se verán ensombrecidos. 

El acto de agradecer, más que sea un acto iluminado o de “buena educación” debe ser una acción práctica, la gente que no agradece tiende a ver las cosas obscuras y de modo pesimista aun cuando para los demás estén bien. Quien no ve la ventaja en la desventaja sufre mucho más que por estar pasando por un evento desagradable, es aumentar el desazón a las cosas y peor aún, forma conductas y estados de ánimo miserables que a mediano o largo plazo cobran facturas en la salud. Por eso el agradecimiento es una herramienta indispensable para la vida diaria de lo contrario estaríamos lamentándonos cada cinco minutos por cualquier cosa. Como mencioné anteriormente, el ser agradecido no es cuestión educación ni de buenas costumbres, es una forma de vivir. Cuando he tenido días o incluso semanas malas en las que las cosas no se acomodan o por más que intento no logro cuadrar con los demás ni con los eventos, llego a un punto de reflexión en el que me cae el veinte y pienso que no es posible que todo y todos estén mal y yo bien, automáticamente se me empiezan a cambiar los pensamientos y en seguida mi actitud. Pero no se da por casualidad o porque de repente me acuerdo de que lo tengo que hacer, es una acción que se debe practicar constantemente en cualquier situación, aun cuando las cosas vayan bien y estén en orden. 

Para los que agradecen sus pensamientos se vuelven blancos, casi no están angustiados por lo que viene ni lamentándose por lo que ya pasó, además desarrollan la capacidad para ver el “cómo sí” en vez del “cómo no”, ver tantito lo bueno en lo malo nos permite abrir las ventanas que tenemos frente a los ojos, tomar nuevas oportunidades y retos pero mucho más importante para llevar el día a día en paz. 

Twitter @reginakuri

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