Por Frida Sánchez

Seco con un pañuelo el sudor que me escurre por la frente. Meto las manos en los  bolsillos de la chamarra y respiro hondo. Se abre la puerta del elevador, estoy a punto de entrar a la oficina del subdirector de la empresa…

Esta es la doceava vez que asisto a una entrevista de trabajo en lo que va del mes. Debe ser normal; después de todo, en la capital de México hay más de 106 mil jóvenes que tienen concluida una carrera, pero no consiguen un empleo. Yo terminé la mía desde hace poco más de un año. Seguro muchos piensan que soy muy desesperada.

Recuerdo como el último año de la carrera, los profesores nos advertían que, conseguir un trabajo sería más complicado de lo que imaginábamos. Las cifras no mienten, 2 de cada 5 universitarios están desempleados. De mi grupo, sólo 4 han conseguido un empleo formal con salario bueno.

México es un país con una alta tasa de desempleo; para mediados del año pasado, al menos 290 mil profesionistas menores de 30 años se encontraban desempleados. Un millón 88 mil, laboraban, pero de manera informal. Y eso que en agosto del año pasado creció un 25.4%  el empleo formal, generando cerca de 72, 359 empleos en todo el país.

Me acuerdo de una nota que leí el año pasado. En la Secretaría del Trabajo, aseguró que el 40% de los jóvenes que buscan empleo, son vetados porque no tienen las habilidades requeridas. Ahí decía que los problemas de autoestima, o no saber trabajar en equipo eran los principales factores por los que se rechazaban.

Por eso, cada vez que voy a una entrevista me paro bien derecha y respondo con voz fuerte. Además sí sé trabajar en equipo. No por nada, hice la tesis con otra de mis compañeras….

Me gusta hacer entrevistas. Lo que no me gusta es que sólo me respondan, “luego te llamamos”.

En casi todos los lugares a los que he ido, piden por lo menos 2 años de experiencia. Las prácticas que hice durante la carrera no son suficientes, a duras penas llegué a conseguir el equivalente a un año en experiencia laboral. Y es que cuando traté de hacerlas, no se me permitió, porque me pedían al menos el 70% de créditos obtenidos, y yo estaba en el segundo año de la carrera.

Eso no es lo peor. No sólo no fueron suficientes mis cinco años de carrera en la Universidad, ni ser parte del apenas 13% de estudiantes que consiguen el título sino que además, los empleos andan pagados entre 6 y 10 mil pesos mensuales, si bien me va. No es muy digno que digamos.

Debería dejar de darle tantas vueltas al asunto, estoy sentada frente a la oficina del subdirector. Me aliso la falda y humedezco mis labios un poco. Él abre la puerta y me pide pasar, sosteniendo una ligera sonrisa en la cara.

Espero esta sí sea la buena. Quiero ser de los pocos afortunados que consiguen empleo antes de que pasen dos años de terminar su carrera.


Facultad de Estudios Superiores Aragón, UNAM
@fridii_crazy

Ilustrador. Elihu Shark-o Galaviz 
@elihumuro

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