A pocos días de haber iniciado el 2017, enfrentamos de forma constante los embates de la violencia y la inseguridad en la mayor parte de la República Mexicana. El estado de Morelos no es la excepción, y luego de presentar en los primeros nueve meses del  2016 altos índices de incidencia delictiva (ranking federal: sexto lugar en homicidio doloso, tercer lugar en secuestro, segundo lugar en robo con violencia, quinto lugar de robo de vehículo, cuarto lugar en robo a negocio, octavo en robo a casa habitación y quinto lugar en robo a transeúnte) , las autoridades en Morelos parecen no poder ponerse de acuerdo respecto a quien corresponde salvaguardar la seguridad en la entidad.

Para nadie son desconocidas las rencillas que mantiene el gobernador del estado Graco Ramírez Garrido y el edil de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco Bravo, quienes en una disputa política y casi personal han presentado en distintas ocasiones un sin número de declaraciones que ponen en debate sus capacidades para gobernar en sus respectivos mandatos. El más claro de esos enfrentamientos ocurrió cuando “el Cuauh”, decidió poner fin al mando único en el municipio de Cuernavaca por considerarlo un modelo policiaco que no ofrece garantías de protección eficaz a la ciudadanía, esto para tratar de incomodar al gobernador de Morelos a quien se le debe haber nombrado e instaurado el mando único en diversos municipios del estado y quién ha intentado mantener una especie de policía única como la alternativa al combate de la inseguridad en Morelos.

Aunado a lo anterior, el Gobernador de Morelos presentó el pasado 6 de enero, un nuevo modelo que pretende concentrar a todas las corporaciones preventivas municipales y estatales de policía, que además busca tener el apoyo de los cuadrantes vecinales (Comvives), así como la compra de patrullas nuevas, construcción del C5 y algunos cuarteles de policía, lo que sumaría una inversión de mil 200 millones de pesos.

Sin embargo, lejos de que las medidas tomadas tanto por el gobernador del estado de Morelos como por presidente municipal de Cuernavaca sirvan para combatir de forma efectiva la delincuencia, la ciudadanía sigue siendo la más afectada. La incertidumbre respecto a ¿quién es el encargado de la seguridad pública en Morelos?, toca no sólo a las policías, que a nivel municipal se cuestionan –todavía- si entrarle al modelo de mando único o no, además de que el tema en sí mismo confunde a la ciudadanía, quien no alcanza a comprender las atribuciones entre los distintos cuerpos policiacos que existen en el estado, lo que propicia aún más los índices de criminalidad. Sólo en Cuernavaca, se presentan los niveles en incidencia delictiva más altos en el estado, y con ello los diversos conflictos políticos que atraviesa parecen robar atención al verdadero problema: la inseguridad.

El primer mes del año –como se señalaba al principio- se aprecia ya violento, diversos hechos han amenazado la tranquilidad de los cuernavaquenses, desde balaceras en pleno centro histórico que han dejado al menos un par de muertos, asesinatos en zonas residenciales y la aparición de un cuerpo desmembrado con un narcomensaje. Vivimos en un estado violento que no asume las cifras reales de su incompetencia o bien de su inoperancia. Faltan más que modelos de policía, mecanismos que combatan la inseguridad del ciudadano de a pie que sufre y padece la delincuencia, o la del comerciante al que amenazan con el llamado “derecho de piso” para continuar con sus actividades, o bien, de las personas que desafortunadamente son secuestradas y no denuncian por ya no creer en sus autoridades. No se trata de Graco ni de Cuauhtémoc, se trata del bienestar de miles de morelenses que ven mermado su bienestar personal y económico.

Se necesitan políticas públicas que den al traste con rencillas políticas y personales, y ofrezcan alternativas que abonen a una correcta cultura de la legalidad y acceso a la justicia en Morelos. Ante la incertidumbre de un modelo policial al que le corresponda salvaguardar la seguridad de los ciudadanos en la entidad, toca a los ciudadanos informarse, conocer a sus autoridades, demandar sus derechos legítimamente reconocidos y evidenciar cuando haga falta la inexistencia de los mismos. Por que ante la imposibilidad de saber si quien gobierna en Morelos es la autoridad estatal, municipal o la delincuencia, es la denuncia el único vehículo posible que nos pueda llevar a la instauración de un correcto modelo de justicia en Morelos, alojarse en la pasividad del ciudadano conformista no daña pero tampoco permite la transición del estado legal a uno verdaderamente eficaz.

Cristina R. Bonfil
Observatorio Ciudadano de justicia y legalidad Morelos
@OBCIJU @ObsNalCiudadano

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