Sería difícil encontrar una sociedad que no conozca los alcances de la violencia, pues sus entornos están mezclados, entre otras cosas, con acciones que devienen de este fenómeno. La gran mayoría de los Estados y sociedades responde a la violencia actual reforzando los mecanismos de control (Arteaga, 2010: 95), de tal suerte que es fácil hablar de la violencia sin que este ejercicio requiera de una reflexión amplia ni mucho menos rigurosa, pues la ligereza de la palabra ha ayudado a que se identifiquen conductas, individuos y sociedades violentas. La propia palabra nos ayuda a identificar algunas de las situaciones que tienen lugar a nuestro alrededor.

La aseveración anterior no significa que no haya toda una construcción teórica y metodológica de lo qué es la violencia, de las brechas que tiene que cruzar su edificación y de sus líneas de investigación dentro del camino de la academia. Como apuntan Francisco Muñoz y Mario López, la violencia se entiende porque seguramente en múltiples ocasiones los individuos la perciben, siendo o no actores de la misma; ya sea como víctimas –objeto de la misma– o victimarios –sujeto de ella–; esto no significa que conozcamos en su totalidad sus diversas aristas ni las maneras en que expertos en el tema puedan abordarla (2012: 226).

Y es que la complejidad de la violencia ha llevado a los estudiosos a abrir varias líneas de investigación donde se articulan un conglomerado de temas que no se agotan a través de una sola disciplina o ciencia que la estudie. “Estamos en un momento en que la violencia ha crecido y también su alcance y sus manifestaciones, incluidas las militaristas y tecnológicas. La violencia estructural nos ayuda a conocer lo mejor posible esas manifestaciones, y sus interacciones” (Muñoz y López, 2012: 226).

El bosquejo de lo qué es y puede significar hoy la violencia se conjuga también con lo que puede ser y los alcances que ésta tiene. Es un tema que preocupa y se ve reflejado en la arena de los defensores de la justicia y los derechos humanos, en expertos que investigan sus implicaciones como psicólogos, criminalistas, sociólogos, antropólogos, comunicólogos, lingüistas, entre otros; quienes desde una visión amplia, y contradictoria en algunos casos, han puesto sobre la palestra varias líneas de investigación.

Cuando se quiere entender el fenómeno de la violencia o qué tan violenta es una sociedad, se recurre a una serie de factores, entre los que se incluye la tasa de homicidios registrados en un territorio. Donde se puede, medianamente, afirmar que a más homicidios más violencia.

El homicidio doloso (junto con otros delitos violentos) es una amenaza para la población en cuanto a que su impacto va más allá de la pérdida de vidas humanas y puede generar un entorno de miedo e incertidumbre. Por ello, los datos sobre homicidio pueden ser una importante herramienta para monitorear la seguridad y la justicia.

Sin bien, por medio de los homicidios no podemos tener una radiografía específica de la problemática de violencia en México, preocupa que el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) diera a conocer las estadísticas preliminares (al 16 de Julio de 2016) a nivel nacional y por entidad federativa de los homicidios registrados en el país en 2015, los cuales sumaron 20 mil 525 homicidios en el territorio mexicano. Lo que representa una tasa de 17 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional. Guerrero con una tasa de 67 homicidios por cada cien mil habitantes es la entidad que ocupó el primer sitio.

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Homicidios a nivel nacional 2008 a 2015

Cifras preliminares con corte al 13 de julio del 2016.

Fuente:           INEGI Estadísticas Vitales.

Las cifras anteriores, solo son una cara de la compleja problemática que vive México en violencia y seguridad. Lo que nos hace pensar si realmente podemos sentirnos seguros en un país dónde se han asesinado desde 2006 a 40 alcaldes, así como diversas figuras de la administración pública de todos los niveles. Ante esta situación y la percepción de poca seguridad en las calles de nuestro país, ¿cómo, aquellos que no tenemos una posición de poder en México, podemos sentir certidumbre de nuestra vida?

La Asociación Nacional de Alcaldes (ANAC) informó que platearan al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong la posibilidad de crear un protocolo de seguridad para ediles, después del asesinato de los alcaldes de San Juan Chamula, Domingo López Gonzales, y en Pungarabato, Guerrero, Ambrosio Soto Duarte, así como de integrantes del Ayuntamiento; y ante una cifra de más o menos 14 muertos durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Los esfuerzos por revertir la violencia nunca serán pocos, es importante reedoblar la seguridad para gobernantes, pero sobre todo para toda la población mexicana. Y aquí hay que ser claros, no necesitamos que el secretario de gobernación Osorio Chong salga a dar un comunicado a medios, repudiando la violencia; todos repudiamos la violencia y los asesinatos. Urgimos que el Secretario de Gobernación y autoridades responsables de la procuración y aplicación de justicia resuelvan y materialicen acciones a favor de garantizar seguridad y nuestra vida en México.

Vania Pérez

Cultura de la legalidad

Observatorio Nacional Ciudadano

@vaniadelbien @obsnalciudadano

Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, Estudio Mundial Sobre el Homicidio, en URL= https://www.unodc.org/documents/gsh/pdfs/GLOBAL_HOMICIDE_Report_ExSum_spanish.pdf

Estas cifras se derivan de la información sobre las estadísticas vitales captada de los registros administrativos de defunciones accidentales y violentas, generados por las entidades federativas. Contiene registros de mil 243 Oficialías del Registro Civil, 308 Agencias del Ministerio Público y de 106 Servicios Médicos Forenses, que mensualmente proporcionaron información al INEGI. En URL=

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