Ella viste el uniforme de la escuela con falda azul y blusa blanca. Él, una playera azul y, lo que parece ser, unos bermudas de cuadros. Ella todavía sostiene un libro entre sus brazos, mientras sus cuerpos acribillados yacen dentro del vehículo. Una mancha de sangre pinta su manga del lado derecho.

Aún no sabemos sus nombres; las autoridades no han identificado a las dos personas. Solo sabemos, por la foto que circuló en las redes sociales, que la joven era estudiante del Conalep. Según reportes de medios locales, fueron asesinados el 3 de marzo en la calle 16 y Sonora en Ciudad Victoria, Tamaulipas.

Ese mismo 3 de marzo, una camioneta emboscó a un microbús, que supuestamente transportaba a varios estudiantes de secundaria. Una mujer falleció, mientras el chofer y una pasajera resultaron heridos por impacto de bala.

También se encontraron tres cabezas humanas dentro de una camioneta que fue abandonada afuera de un centro comercial.

“El Gobierno del Estado afronta con toda decisión esta situación y lo hace mediante una Estrategia de Seguridad que responde con hechos y con acciones. Las estadísticas así lo demuestran, aún a pesar de los recientes incidentes que han costado la vida a personas ajenas a la delincuencia”, afirmó el secretario general de Gobierno del estado, Herminio Garza Palacios, durante una reunión con legisladores el 17 de marzo.

Tamaulipas sigue siendo el campo de batalla para grupos del narcotráfico y autoridades federales, y en las últimas semanas la violencia se recrudeció tanto en la zona, que el gobierno municipal de Reynosa se vio obligado a emitir, a través de su cuenta de Twitter, una alerta de semáforo naranja. Balaceras, vehículos incendiados, bloqueos viales, y muertes describen el estado de terror y descomposición que se vive en el estado.

Tras las balaceras, Nuevo León (estado vecino), lanzó una alerta de viaje, advirtiendo a sus ciudadanos, quienes tradicionalmente disfrutan sus vacaciones en Texas, o en las playas tamaulipecas de Tampico y Matamoros. Es imposible para muchos de nosotros que crecimos en la ciudad de Monterrey, no asociar las vacaciones con McAllen o la Isla del Padre en el estado de Texas. Llegar a Reynosa, con todo y su polvo, era de las emociones más bonitas que uno podía sentir de chiquito, porque era la señal de que ya ibas a cruzar “a lo bonito”.

Hace unos días, una amiga me comentó: “Mi mamá está en la Isla, y hace rato hablé con ella, y me dijo que siempre no se van a poder regresar hoy. Hubo una balacera de una hora en Reynosa, y se tienen que esperar.”

Es difícil recordar cómo era Tamaulipas antes de sus pueblos fantasmas, de sus negocios abandonados, de su emigración y desplazamiento masivo. Pero es más difícil pensar en su gente. Se habla de enfrentamientos, de disputas por la plaza, de hombres armados, como si Tamaulipas fuera un desierto, tierra de nadie. Pero ¿quién vive en esa tierra ingobernable?

Hace unos años, durante la famosa etapa insegura de Monterrey, regresé a casa por unas semanas, y al conducir por sus calles, recibí inmediatamente el mensaje: estábamos en guerra. Camionetas pick ups cargando militares y armas recorrían la ciudad a paso lento protegiéndonos de los malos. “¿Son como los de Toy Story?”, preguntó mi sobrina que en ese entonces tenía 3 años.

No puedo evitar imaginar y pensar en los niños de Tamaulipas, en los estudiantes de secundaria, en la joven del Conalep y su acompañante, en todos y todas. A lo largo de la historia, las guerras han dejado una serie de consecuencias devastadoras en las sociedades. Esta guerra no sucede lejos de civiles, al contrario, se dirige a los civiles, convirtiéndolos en un gran porcentaje de las bajas.

La muerte de la joven del Conalep se esfumará, recordándola solo como la joven de la foto que trascendió fronteras virtuales, y ni a los medios nacionales llegó. Se reportan nueve muertos, un ejecutado, varios delincuentes muertos, pero no cuestionamos. Así son las cosas. ¿Cuándo vamos a empezar a reportear y a informar sobre los efectos psicológicos y emocionales de esta guerra? ¿Cómo es que se vive un quinto día consecutivo de violencia? ¿No sales de tu casa, pides servicio a domicilio, hay servicio a domicilio, no dejas salir a tus hijos, salen tú y tu familia ‘con cuidado’, checas Twitter y sólo evades los puntos de bloqueos y ejecuciones? ¿Cómo se vive en alerta naranja?

No olvidemos que Tamaulipas es uno de los estados que tendrán elecciones. En 2010, el poder de los cárteles se hizo, una vez más, presente con la ejecución del entonces candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú. Dos días después, su hermano Egidio Torre Cantú, logró ganar las elecciones.

Meses antes de la contienda electoral del 7 de junio, ya hay muchos muertos, pero sin valor, sin peso político, solo “personas ajenas”. Pero, ¿realmente se puede ser ajeno a esta guerra?


Chantal Flores

Periodista independiente

@chantal_f @ObsNalCiudadano

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