En ánimos de disminuir los factores de riesgo y revertir las condiciones sociales, económicas y culturales que propician la violencia y el delito, debe considerarse el análisis de la violencia desde el entorno más cercano de cada individuo; el familiar. La eterna reflexión concedida al comportamiento humano en sociedad nos obliga a despertar de un sueño idílico donde los estados de bienestar colectivo son alcanzados en la medida que nuestro raciocinio desarrolla intrincadas formas culturales que imponen el deber ser de las cosas. La apropiación de esta idealización en su más puro estado nos ha llevado a dar cuenta de un sujeto moderno dotado en apariencia de la madurez suficiente para renunciar a sus propias pulsiones egoístas y salvajes con la intención de insertarse civilizadamente en un orden que le supone armonía y la búsqueda del bien común.

La llamada violencia doméstica o familiar atendiendo un estricto sentido de la palabra ha sido un problema bastante añejo siempre latente en nuestra esfera cotidiana, sin embargo, la notoriedad de la misma reside en los reacomodos a la percepción social de los agentes. Por lo tanto, en últimas fechas el agente lo reconoce y acepta como un verdadero problema, pues hasta antes no contaba con la suficiente solvencia para abrir ante la opinión pública sus inferencias respecto a un espacio sumamente íntimo.

Son requeridas condiciones para que la agresión sea considerada violencia de modo que la estigmatización, los traslapes entre las esferas públicas y privadas, la normalidad con la cual es asumida la agresión dentro de una actitud natural, el no contrariar la autoridad familiar y la diversidad de niveles socialmente aceptables de violencia fungen como las principales vías para la legitimación de la violencia doméstica.

Tal vez suenen a paradoja las afecciones generadas por un rastro de violencia al interior de un grupo social que tradicionalmente ha denotado empatía, apoyo y protección y que más delante detonan en otras problemáticas sociales con mayores repercusiones. En efecto las mismas condiciones positivas que posibilitan el fortalecimiento de los vínculos familiares se entrelazan con los grados más altos de irritabilidad, ira y supresión.

Los hechos relacionados con la violencia doméstica se encuentran frecuentemente aislados de lo cual deriva en que la percepción social e institucional de la misma tienda a invisibilizarla.

La tarea obligada de identificar los casos de violencia familiar en el municipio de Delicias fue recurrir a fuentes de datos administrativos de las entidades de Seguridad Pública de la localidad. Así pues, conceptualizando la violencia familiar como un delito especial solicitamos a la unidad de Atención a Víctimas Especiales para ofrecernos los datos requeridos donde los informes mensuales llevados a cabo hasta junio del 2015 arrojaron una tasa de 177.53 víctimas de este delito por cada 100,000 habitantes.

Del número total de casos de presuntos delitos por violencia familiar resaltan de inmediato los meses de febrero, mayo y junio por presentar los picos más altos de la serie, sin embargo, es de nuestro interés conocer quienes fueron las víctimas del mismo. De esta manera de acuerdo a los datos proporcionados por el Grupo de Atención a Víctimas Especiales observamos de inicio la diversificación de las víctimas de violencia doméstica mes con mes.

A manera de retroalimentación confiamos en tener hasta ahora algunos elementos básicos para construir un perfil preliminar de las víctimas de la violencia familiar en la localidad de Delicias. Así pues, denunciamos que son las mujeres el principal objeto de la violencia familiar y por tanto el sector más vulnerable. Sin embargo, llama poderosamente nuestra atención que en los cuatro periodos analizados la violencia ha de concentrarse en algún estadio de las relaciones maritales en tanto esta es dirigida a mujeres casadas y divorciadas dando cuenta de que permanezca una media de 85.25% de los casos. En definitiva, las mujeres casadas y divorciadas vienen a ser los sujetos más vulnerados tal vez esto responda tan solo como una posibilidad a la emergencia de la jefaturas femeninas en la localidad.

La estructura de la violencia familiar no puede únicamente abocarse a evidenciar los sujetos que la padecen sino también la modalidad de la misma para que en este sentido sea visualizado el marco de la acción. Ahora bien, atendiendo este cuestionamiento tenemos preparado para el lector un marco gráfico intentando evidenciar los hallazgos concernientes.

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Fuente: Archivos de la Unidad de Atención a Víctimas Especiales de la Policía Municipal de Cd. Delicias Enero-Junio, 2015.

Según los resultados; los presuntos delitos por violencia familiar en Cd. Delicias operan de acuerdo a una tipología comprendida por seis variantes. Cabe señalar el hecho de que un acto consumado de agresión conlleva la sintomatología de diversos tipos o que es lo mismo recurran a emplear diversas formas de violencia. De este modo de nueva cuenta llama nuestra atención el sean destacadas tres formas distintivas de agresión teniendo en la verbal, física y psicológica sus principales referentes modales.

Si el trasfondo de la violencia y particularmente la doméstica es realmente el dominio, habría de resaltar la posibilidad de que se trate de una demostración forzada de autoridad abusando del poder conferido para controlar toda relación. Después de todo los patrones culturalmente extendidos como aquellos que predominan en las sociedades patriarcales se han encargado de resaltar el papel de la violencia en la consecución de una autoridad más firme. Derivado del enunciado anterior solemos asociar y por tanto confundir violencia con autoridad lo que en definitiva no hace sino entrever el ejercicio del poder mal dirigido, pues ante todo es posible dar cuenta de una autoridad sin violencia.

La analogía hecha en relación con el espiral de violencia se ve nutrido de otros factores sociales a considerar como el consumo de bebidas etílicas, uso de drogas, nivel socioeconómico bajo, nivel educativo bajo, inequidad de género, poca estabilidad laboral, desempleo, embarazos no deseados, incompatibilidad de costumbres de los cohabitantes, entre otros.

Algunos estudios señalan que las personas que llegan a delinquir sufrieron la violencia de sus padres o que fueron testigos del maltrato de su madre, por lo que se habituaron a este tipo de conductas y las asumen con mayor permisividad. La violencia familiar en la localidad es asociada según los reportes del Grupo de Atención a Víctimas Especiales al consumo de alcohol, falta de comunicación, consumo de drogas, razones económicas y celos. Dentro de este orden sobresalen el consumo de alcohol y la falta de comunicación como los principales factores causales, puede concluirse que este tipo de comportamientos urgen de políticas de prevención al respecto, a través de estrategias para el combate de la violencia como parte de las causas estructurales de la misma ya que dentro del hogar la violencia es un factor preponderante en el riesgo de la delincuencia futura.

Bibliografía:

  1. Rodríguez, E.M., Romero, M., Durand, A., Colmenares, E. y Saldívar, G. (2006). Experiencias de violencia física ejercida por la pareja en las mujeres en reclusión. Salud Mental, 29(2), 59-67.
  2. Ramos, L., Caballero, M.A. y Saltijeral, M.T. (1995). Efectos psicológicos y psicosociales en víctimas de delitos: un estudio cualitativo. Revista de Psicología Social y Personalidad, 11(2), 115-128.
  3. Eroles, C. (1998). Trabajo social y familia. Buenos Aires: Espacio.

Martha Ivonne Alvídrez Méndez

Directora del Observatorio Ciudadano de Gobernanza y Seguridad

@OCGSDelicias @ObsNalCiudadano

Roberto Aarón Ramírez Vázquez

Investigador

La manera en la que está depuesto este deber ser obedece a un esquema altamente represivo fijado muchas de las ocasiones sin que el sujeto cuente con la capacidad de contemplar su verdadera complejidad debido a la normalidad con la cual es vivida dentro de su experiencia habitual, no ello no inhibe su creciente sensación de malestar.

La difuminación de la frontera entre privado y público habla por sí misma de una correspondencia real al no ser tratados más como entes aislados, pues indiscutiblemente los resultados de una esfera terminarán extendiéndose afectando la otra.

La Unidad de Atención a Víctimas Especiales es de reciente creación y por tanto el monitoreo de los casos en sus diversas modalidades cuenta con registros únicamente del 2015.

La  Unidad de Atención a Víctimas Especiales es de reciente creación y por tanto se dificultó contar con fuentes de años atrás

Debe tomarse a consideración una atenuante importante en la comprensión del fenómeno y es que indudablemente estamos exponiendo los casos reportados ante la autoridad incurriendo en el desconocimiento de los demás. A la par de ello surge un cuestionamiento por un lado la relación con una estructura sociocultural que tiende a menospreciar o violentar a la mujer mientras surgen vías institucionales de apertura para evidenciar la problemática.

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