La crisis de los tulipanes. Así la han bautizado en las redes sociales. La crisis diplomática que se vive entre Turquía y Holanda también exhibe a una Europa molesta con Erdogan por los excesos que siente que está cometiendo, y a una Turquía que se autopercibe aislada e incomprendida por sus aliados europeos. En esa crisis se unen e interconectan toda una serie temas que rebasan la diplomacia o los malentendidos entre dos países: la guerra siria, la cuestión de los refugiados, el incremento del terrorismo –mucho más en Turquía que en Europa, pero también en Europa-, el intento de golpe de estado contra Erdogan, el descontento de amplias capas de la población con sus clases políticas, y muchos elementos más. En el blog de hoy tratamos de explicar los hechos, el contexto turco y el contexto en Holanda, intentando una mirada panorámica para aportar a la reflexión.

Los hechos

Durante los últimos días, autoridades alemanas y posteriormente autoridades holandesas prohibieron mítines políticos en algunas ciudades de estos dos países europeos en los que algunos miembros del gobierno turco pretendían sumar apoyo a la causa del presidente Erdogan. En el mes de abril se llevará a cabo un referéndum en Turquía para aprobar cambios a la constitución, modificaciones que incrementarán notablemente los poderes presidenciales. Tanto en Alemania como en Holanda, habitan cientos de miles de turcos o hijos de turcos que tienen doble nacionalidad y que votan tanto para las elecciones de sus países de residencia como para elecciones turcas (o en este caso, para el referéndum). Se trata de votos que a Erdogan le son muy importantes.

El fin de semana dos eventos desataron la crisis entre Holanda y Turquía. Holanda impidió al ministro turco del exterior Mevlut Cavusoglu aterrizar en su territorio para participar en un mitin político en Rotterdam a favor de Erdogan. Adicionalmente, las autoridades holandesas detuvieron a la ministra turca de asuntos familiares Fatma Betul Sayan Kaya para evitar que participara en el mitin señalado; le impidieron llegar al consulado turco en Rotterdam y la acompañaron hasta la frontera con Alemania.

Estos hechos han desatado una guerra de declaraciones entre estos países. Erdogan ha indicado que las conductas de las autoridades alemanas y las holandesas recuerdan a los nazis, o que son fascistas. El gobierno alemán y el gobierno holandés han expresado su molestia. El ministro exterior turco ha amenazado con imponer sanciones a Holanda. Turquía exige disculpas.

Contexto tuco y las crisis sistémicas

Más que exhibir una crisis entre dos o tres gobiernos, lo anterior nos habla de factores que apuntan a crisis del sistema que se viven desde hace años. Esta es la parte turca dentro de ese sistema:

1. Desde 2011, Siria experimenta una guerra que ha causado medio millón de muertos, millones de heridos, unos 12 millones de desplazados internos, y alrededor de 5 millones de refugiados. La guerra se Siria se suma a otros conflictos regionales pre-existentes como lo es el de Irak.

2. Turquía, país fronterizo con Siria e Irak, es uno de los países más involucrados en esos conflictos y uno de los más afectados por ellos. Entre otras circunstancias, Turquía es el principal destino de refugiados.

3. Adicionalmente y vinculado con los conflictos regionales y con su involucramiento en los mismos, Turquía ha experimentado, como pocos países, un incremento en el número de atentados terroristas.

4. Adicionalmente, en julio pasado Ankara vivió un intento de golpe de estado que casi termina no solo con el gobierno, sino con la vida de Erdogan, el presidente.

5. La respuesta de Erdogan ante este panorama ha sido severa. Esto ha incluido decenas de miles de detenciones no solo de sospechosos de actividades terroristas o de militares, sino también de periodistas, profesores, cuerpos directivos de universidades, jueces y activistas. Esto ha sido muy mal visto por los países europeos quienes no han dejado de expresar su malestar por las respuestas del gobierno turco. Erdogan, de su lado, se siente completamente incomprendido por éstos. Él dice que, si sus países tuviesen que absorber tan velozmente a semejante cantidad de refugiados, si hubiese una guerra como la siria en sus fronteras, si los ataques terroristas ocurriesen con la misma frecuencia que en Turquía o sus gobiernos hubiesen sido sujetos de un intento de golpe de estado, comprenderían mejor la reacción de Ankara.

6. En este contexto, en el mes de abril habrá un referéndum constitucional en Turquía mediante el cual Erdogan pretende reformar el régimen con el objeto de otorgar mucho mayores poderes al presidente, o sea a sí mismo.

7. Los votos de los ciudadanos turco-europeos podrían resultar vitales para garantizar la victoria de esta reforma constitucional.

Contexto holandés, la crisis del sistema, también

Los puntos anteriores no se encuentran desvinculados de lo que ocurre en Holanda:

1. Como ha sucedido en muchos países del globo, la extrema derecha ha ido ganando popularidad.

2. Dentro de este ascenso podemos ubicar factores económicos, políticos, sociales y culturales. Todos esos factores se sintetizan cuando hablamos de la crisis de migrantes y refugiados. En la visión de ciertos sectores de la población europea, los inmigrantes y/o los refugiados son aquellas personas que “vienen a robar nuestros empleos”, a “alterar nuestra cultura”. Son los “responsables del aumento del terrorismo”.

3. Todo lo anterior está en juego en elecciones como las de Holanda (que tendrán lugar este miércoles), en donde un candidato de extrema derecha, Geert Wilders, llamado por algunos “el Trump de Holanda”, ha peleado codo a codo el primer sitio con el actual primer ministro Mark Rutte.

4. Wilders es abiertamente anti-musulmán. Continuamente hace declaraciones fuertes y racistas. Se ha expresado de los marroquíes como “basura”. Antes pedía que no se abran nuevas mezquitas; hoy pide que se cierren todas. Antes pedía que se limite el número de refugiados a 1000 por año; hoy propone cerrarles las puertas de manera definitiva.

5. De manera que los mítines políticos pro-Erdogan dirigidos a ciudadanos turco-holandeses se introducen en el seno de estas elecciones. Wilders aprovecha el panorama para tratar de convencer a más gente de lo inadecuado que es tener “extranjeros” y “musulmanes” de doble nacionalidad en el corazón de Holanda. Ha dicho a la población turco-holandesa que mejor se vayan todos a Turquía con Erdogan. Rutte de su lado, necesita cautivar al electorado de centro derecha que no piensa exactamente como Wilders, pero que detesta ver la política turca trasladada a Rotterdam. Por eso, su opción, al igual que autoridades en Alemania, ha sido cancelar estos mítines y prohibir la participación de funcionarios turcos en ellos.

Repercusiones: una mirada panorámica

1. Por ahora, ambos mandatarios Erdogan y Rutte tienen algo que ganar de la continuación de la crisis. Erdogan es visto por muchos turcos como el defensor del nacionalismo y la dignidad turca. Rutte intenta pelear votos palmo a palmo, mostrándose fuerte, pero al mismo tiempo no tan extremo como Wilders. Por consiguiente, es de esperarse que la crisis continúe al menos por algunos días más. Probablemente transcurridos los tiempos electorales, las cosas podrían empezar a distenderse.

2. Pero más allá de ello, vale la pena mirar el panorama desde arriba. Eso que desde México podemos pensar como un fenómeno Trump, o que quizás desde Holanda se aprecia como un fenómeno Wilders o desde París como un fenómeno Le Pen, en realidad nos invita a hacer una reflexión mucho más profunda.

3. En lo económico, en una gran cantidad de países hay sectores sociales afectados por crisis como la del 2008, afectados por el desempleo ocasionado por los avances tecnológicos o por la globalización y la segmentación de los procesos productivos. Estos sectores perciben en la inmigración una amenaza real.

4. A esto hay que sumar el miedo colectivo, o la suma de miedos, a raíz del aumento de terrorismo, a raíz de la inmigración, a raíz del crimen, a raíz del sentimiento de que la única forma de evitar que los problemas lejanos lleguen a casa, es encerrarnos y cuidarnos.

5. Al mismo tiempo, hay una extendida percepción de que las clases políticas tradicionales han sido ineficaces para entender esa serie de problemas sociales, culturales y económicos ocasionados por la combinación de los factores señalados.

6. Ahí, donde las crisis económicas, las crisis por la desocupación juvenil, la antipatía para con la política, los políticos y/o con los medios de comunicación, se agregan a conflictos explosivos como los que existen en Siria, Irak, Libia, o Afganistán, a sus víctimas, a los millones de seres humanos que buscan huir de la violencia o el hambre, ahí, en esa combinación de factores, convergen el ascenso de los Trumps, los Wilders o los Le Pens, el golpe de estado en Ankara, los deseos de mayor poder de Erdogan y la crisis diplomática que hoy experimentan esos aliados.

Twitter: @maurimm  

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