No busco en este texto abordar a profundidad tantos temas que me vienen a la mente, ni siquiera pretendo resumirlos. Este artículo surge de la necesidad de elaborar una breve lista. Trato simplemente de ordenar algunas ideas que probablemente marcarán una serie de discusiones de acá a los próximos días, semanas, meses y años. En este blog, intentaremos hacer nuestra parte para ir tocando, paulatinamente, en el futuro, con mayor hondura algunas de las cuestiones que acá simplemente apunto:

1. Primero, para estudiosos como yo, el analizar un suceso como el de ayer es un reto brutal. Sentarte ante una computadora y el Twitter encendido, navegar portales para descubrir cómo es que los estados de la unión americana se van tiñendo de rojo, leer y releer predicciones fallidas, análisis erróneos, experimentar y compartir la frustración colectiva, sumarla a la propia, y encima de todo, tener que salir a explicar cómo y en qué fallamos todas y todos, tener que pensar en alternativas, rutas de salida, o al menos, antídotos para los nervios generalizados, no son tareas fáciles. Así que empiezo por reconocerlo y asumirlo.

2. Un siguiente elemento tiene que ver con nuestra incapacidad para predecir resultados electorales. Lo mismo en Reino Unido que en Colombia. Lo mismo en Israel que en Escocia. Lo mismo en Austria que en México, o ahora en Estados Unidos, nuestros análisis parten de instrumentos que son cada vez menos confiables. No estamos siendo capaces de leer al electorado de manera eficaz, esencialmente porque asumimos que las herramientas para hacerlo -las encuestas- son más o menos correctas, o tienen cierto margen de error, cuando en realidad ese margen de error está siendo constantemente retado y rebasado. Esto puede ser por razones que van desde la altísima volatilidad en nuestra opinión dado el torbellino de información al que actualmente somos sujetos, hasta la incapacidad de esos instrumentos para extraer de nosotros la verdad de nuestras intenciones. Esto es algo que tendrá que estudiarse y entenderse mucho mejor. Lo que ya no podemos, es seguir asumiendo que los niveles de confiabilidad de este tipo de herramientas son los que sus autores afirman.

3. De manera más concreta, reconocer humildemente nuestra –por nuestra me refiero a la comunidad de analistas en todas partes del mundo- incapacidad para leer al candidato Trump. Una y otra vez se decía que su éxito sería efímero o que las circunstancias lo iban a desinflar. Luego se explicaban los motivos por los cuales eso no ocurría. Lo que pasa es que ese ciclo –subestimación del candidato-explicación de por qué fue subestimado- se continuó reproduciendo hasta el día de ayer. Hoy, todos tenemos que explicar las causas por las cuales no previmos lo sucedido.

4. Una vez asumidos esos temas, será necesario entender a fondo la naturaleza del voto que dio la victoria a Trump. Tendremos, seguramente, que partir de la base de que no hay un solo motor o factor que explique ese voto. Lo que hay es una combinación de elementos entre los que se ubican, por ejemplo:

  1. El voto anti-políticos o anti-establishment
  2. El voto anti-multiculturalismo
  3. El voto anti-liberal
  4. El voto del miedo (al terrorismo, o a los “criminales-violadores mexicanos”, o simplemente el miedo a lo diferente)
  5. El voto anti-Islam
  6. El voto racial
  7. El voto misógeno
  8. El voto anti-mexicano
  9. El voto anti-Clinton (concretamente en contra de la candidata)
  10. El voto anti-Obama
  11. El voto nacionalista
  12. El voto que dice lo que siento pero que no puedo expresar porque no es políticamente correcto
  13. Y todos los votos que no menciono.

Repito, no es uno u otro, sino una serie de combinaciones que se suman y terminan impactando en una gran porción del electorado. El punto central es que al final del camino, Trump consigue aglutinar todo eso y más en torno a su figura.

5. Si a eso agregamos la cobertura mediática que el candidato Trump consigue, tenemos una verdadera bomba mercadológica. Ya se discutirá cómo es que los medios cayeron una y otra vez en la trampa y jugaron exactamente el juego que él quiso jugar de la forma que él quiso jugarlo.

6. Luego está por supuesto, el análisis de qué pasa al interior de EU, las repercusiones a nivel económico, social y político. La necesidad de sanar las heridas, pero la dificultad de hacerlo. La viabilidad de la agenda de Trump –que la tiene y hasta donde entendemos, está comprometido con cumplirla-, la posibilidad (o imposibilidad) de que opere un sistema de contrapesos para si no frenarla, quizás amortizarla, y qué rol va a jugar un congreso de mayoría republicana ante su presidencia.

7. Luego, está la reflexión que tenemos que hacer al respecto de las repercusiones que la presidencia de Trump podría tener para el mundo en cuanto a determinados temas que hoy preocupan como lo son la relación de Washington con Rusia, con China, con la OTAN, los varios conflictos en Medio Oriente, Asia y África, el incremento del terrorismo, entre muchos más. De este asunto, por cierto, espere un próximo texto en este espacio o en mi columna sabatina.

8. Y para concluir esta breve lista de temas que tendremos que ir analizando, están, sin duda las potenciales repercusiones que la presidencia de Trump tendrá para México. Empezando por el shock inicial, los efectos financieros inmediatos, las consecuencias económicas de corto y mediano plazo, la afectación de nuestras relaciones comerciales, nuestras relaciones políticas, la agenda migratoria. La necesidad que tenemos de replantearnos de manera mucho más seria nuestra dependencia de la superpotencia, y el diseño de estrategias de corto, mediano y largo plazo para reducir dicha dependencia y así, poder mirar lo que allá suceda, con un poquito, siquiera un poquito más de comodidad.

Esa es la lista. No es una lista completa ni está acomodada en orden de importancia. Pero creo, sinceramente, que todo lo que hemos dedicado al pensamiento y reflexión al respecto de esta serie de temas en los últimos 18 meses, no es sino el principio de una tarea que hay que efectuar ahora con mucha mayor seriedad.

Twitter: @maurimm

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