“Quítate que ahí te voy”, podría ser la frase que describe lo que está haciendo Rusia con toda clase de rivales en Siria. O bien, puesto de otra forma: la guerra civil siria es un espacio sobresaturado de milicias rivales -laicas e islámicas- así como de potencias extranjeras que intervienen de manera directa e indirecta para impulsar sus propias agendas e intereses. La fuerza con la que llega Rusia a defender a su aliado Assad está imponiendo la necesidad, en todos los que ahí combaten, de medir sus pasos, restringir sus movimientos, hacer espacio con tal de no chocar con Moscú, y ya sea someterse, o bien, oponerse si acaso pueden hacerlo. Esto está teniendo repercusiones muy relevantes para efectos de la propia guerra civil. Pero mucho más allá de Siria, las acciones del Kremlin tienen muy serias implicaciones para efectos de la geopolítica global, y esto último es lo que más preocupa a Washington, quien se siente más presionada que nunca para dar respuestas adecuadas. Hoy en el blog, analizamos un poco de ambos temas.

Rusia en Siria

  • Como lo hemos explicado, en realidad el respaldo ruso a los Assad no es algo nuevo. Desde hace décadas el Kremlin mantiene intereses en ese país, cuenta con una base naval en su territorio y ha sido el proveedor de armas más importante del régimen. A lo largo de la guerra civil, Moscú ha estado detrás de Assad tanto en lo diplomático como en lo militar, y ha sido crucial para su supervivencia.
  • Lo novedoso de las últimas semanas es que Moscú ahora no está solo financiando y armando a su aliado, sino que interviene de manera directa para rescatar a Assad de uno de sus momentos de mayor debilidad en esta guerra ya de cuatro años (en este texto explico cómo Putin fue tomando esta decisión hasta llegar a esta intervención directa http://www.eluniversal.com.mx/blogs/mauricio-meschoulam/2015/10/2/algunos-apuntes-sobre-los-bombardeos-rusos-en-siria).
  • Recordando: la guerra civil siria no consta solamente de “dos oponentes”. En ese conflicto tenemos de un lado a Assad defendiendo su poder, y del otro lado, una gran cantidad de milicias, algunas laicas, otras islámicas, algunas aliadas, otras rivales y chocando entre sí. Algunas de las milicias islámicas son exclusivamente locales, otras tienen alta penetración de extranjeros. Entre estas últimas, se encuentra el frente Al Nusra, la filial de Al Qaeda, y el “Estado Islámico” o ISIS. Varias de dichas milicias son apoyadas por diversas potencias regionales y globales. Assad, de su lado, es apoyado por su máximo aliado en la región, Irán, al lado de Rusia.
  • Moscú está hoy atacando en Siria a prácticamente todos los actores que luchan contra Assad, lo mismo laicos que islámicos. Los bombardeos rusos han sido numerosos e intensos. El Kremlin, adicionalmente, ha enviado asesores y se especula que quizás podría enviar “voluntarios” para combatir al lado del régimen.
  • Adicionalmente, Rusia ha conformado una alianza en la que participa Irán, la milicia libanesa de Hezbollah –fundada, armada, financiada y entrenada por Irán- y las fuerzas de Assad. Estos actores están combatiendo de manera coordinada con el respaldo aéreo ruso, y en los últimos días han conseguido recuperar posiciones clave para el régimen.
  • El resultado neto de ese panorama es que esa alianza está peleando directamente contra las milicias que apoyan, financian, arman y entrenan Estados Unidos y/o sus aliados. En otras palabras, hoy podríamos decir que, al más puro estilo de la Guerra Fría, Washington y Moscú están enfrentados ya no solo política sino materialmente, vía los bandos opuestos que apoyan, aunque en ese enfrentamiento, Rusia está apoyando a su aliado de manera mucho más seria.
  • A pesar de algunos bombardeos de Rusia contra ISIS, los ataques del Kremlin aún no se concentran mayormente en la zona que esta organización controla. En la medida en que la alianza hoy liderada por Moscú avance, se enfrentará de manera más directa contra ISIS y buscará recuperar toda la región que esta organización ocupa, por lo pronto en Siria (veremos más adelante si Moscú decide hacer lo propio en Irak).
  • Si esto último se llega a materializar, Moscú habría dado un duro golpe no solo a ISIS, sino a toda la estrategia de Obama. Rusia se alzaría como la potencia que hizo lo que Washington, después de un año, no ha logrado conseguir: arrebatar a ISIS el control del 50% de territorio sirio.
  • La respuesta de Washington por lo pronto ha sido, a su vez, intentar escalar su intervención y tratar de demarcar su propio espacio de influencia.
  • Sin embargo, cada vez está siendo más frecuente el traslape de operaciones entre ambas superpotencias y/o sus aliados. A pesar de la coordinación en la que se está trabajando con el fin de evitar incidentes entre Rusia y otras potencias, la realidad es que el espacio aéreo sirio cada vez se aprecia más dominado por Moscú, y a medida que pasan los días, esto será cada vez más difícil de revertir para Washington.
  • Siria es importante porque muestra dos estrategias de intervención muy diferentes. De un lado, Obama incursiona en Siria en 2014, tras varios años de guerra civil y amenazas incumplidas, pero no para combatir a Assad, a quien la Casa Blanca había amenazado con anterioridad, sino a ISIS, justamente el enemigo de Assad. Adicionalmente, la estrategia de la Casa Blanca para “degradar y destruir” a esa organización islámica presenta diversos huecos desde su inicio, y es considerada como “tibia”, no solo por parte de analistas, sino incluso por círculos militares y de inteligencia en Washington. Un año después, llega la intervención rusa, con una estrategia mucho más firme y amplia, con objetivos más ambiciosos, y se acompaña de la conformación de una alianza que tiene muchas más probabilidades de obtener victorias significativas no solo en contra de los rebeldes que iniciaron la guerra civil, sino en contra del propio ISIS a quien EU combate desde un año atrás.

Más allá de Siria

  • Rusia no está peleando en Siria solo con lo necesario, sino con más de lo necesario. Está probando, por ejemplo, armamento que estrictamente no necesitaría emplear para ejecutar sus ataques. A veces, en lugar de utilizar sus aviones para bombardear determinados objetivos, envía desde el Mediterráneo sofisticados misiles, nunca antes utilizados en combate, empleando tecnología de punta, la cual ciertos analistas ya incluso se aventuran a decir iguala o rebasa la que ha desarrollado Washington.
  • Ya hace un año, en Crimea y en el este de Ucrania, Rusia había hecho un despliegue de sus renovadas capacidades militares. Pero la diferencia entre esos casos y Siria, es que en este país Moscú está ejecutando un combate mucho más feroz e intensivo, en el que su fuerza aérea está bombardeando cientos de objetivos por semana al mismo tiempo que se ataca desde el mar y desde tierra de manera coordinada.
  • Evidentemente el Kremlin desea enviar un mensaje que va mucho más allá de Siria. Rusia busca manifestar que sigue siendo una superpotencia con intereses geopolíticos que está dispuesta a defender a pesar de las sanciones a las que ha sido sometida desde hace un año, y a pesar de su frágil situación económica. Más aún, Rusia demuestra que está dispuesta a enfrentar a Washington hasta donde sea necesario, si EU interfiere en territorios que Moscú considera como sus esferas de influencia.
  • Un mensaje más: Rusia muestra que está dispuesta a respaldar a sus aliados con toda la fuerza directa que haga falta. El tema resulta relevante precisamente porque emerge después de 7 años de Doctrina Obama, la doctrina que, buscando entre otras cosas, reducir el presupuesto militar de EU, marca una notable disminución de las operaciones militares de ese país, incluido el retiro de personal y desmantelamiento de bases, manteniendo vivas solo aquellas operaciones que son consideradas como prioritarias por la Casa Blanca.  Algunos aliados de EU han leído el nuevo comportamiento de la superpotencia como un alejamiento de sus compromisos históricos, por lo que han empezado a optar por armarse y prepararse para un Washington mucho más ausente que en el pasado. Algunos análisis afirman que se ha producido un vacío que otros están dispuestos a llenar.
  • La cuestión no es, entonces, cuál de las dos superpotencias rivales tiene mayor capacidad militar, sino la credibilidad acerca de cuál de las dos está más dispuesta a utilizar la fuerza con la que cuenta y para qué clase de objetivos está dispuesta a utilizar esa fuerza, cuestiones que rebasan el tema sirio.
  • Habrá que esperar las respuestas de Washington. Por lo pronto, la Doctrina Obama podría experimentar un freno de acá al final de la gestión del actual presidente, y probablemente una serie de medidas de reversa a partir de la siguiente administración, incluso si ésta fuese una administración demócrata. La decisión de detener el repliegue estadounidense de Afganistán es solo una muestra de ello, y no tiene solamente que ver con las victorias talibanas de las últimas semanas. Si ello ocurre, y EU revierte algunos de sus repliegues, y/o implementa nuevos despliegues, más adelante podríamos estar apreciando la emergencia de nuevas zonas de choque entre ambas superpotencias generando un alto potencial de escalamiento de crisis varias.
  • Por último, si bien un escenario así, podría ocasionar serias repercusiones a las finanzas estadounidenses, la realidad es que por ahora, Washington pareciera tener mucha mayor capacidad económica que Moscú para mantener una confrontación hacia el largo plazo. Eso es a lo que Obama apostaba. Pero el tiempo, la desesperación y los nervios que las acciones rusas producen en muchos, parecen haberse venido encima.  ¿Usted qué piensa?

Twitter: @maurimm

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