Era el año de 1982, creo que era el mes de mayo, poco días después del cumpleaños de mi padre, Porfirio llegó acompañado de Angelina a la casa a dar la buena noticia de que se casaría con la prima; venia cargando un gran legajo bien amarrado como si se tratara de algún expediente legal; entre abogados te vieras.

A la primera provocación del tío Rodolfo, Porfirio empezó a contar sobre la situación laboral de los trabajadores de Pato Pascual –las cosas se están poniendo difíciles, el dueño cada vez está más agresivo y no quiere reconocer que debe de otorgar el incremento salarial, al que tienen derecho los trabajadores- explicó el joven abogado.

-    Y bueno, Rodolfo me gustaría que me dieras tu opinión si estamos dando los argumentos legales correctos ante la junta para defender a los compañeros.

El tío revisó uno a uno los documentos que le habían llevado y después de algunas horas, respiró profundo, creo que están todos los argumentos para que la huelga la declaren legal las autoridades, lo que hay que cuidar es las triquiñuelas del dueño par romper el movimiento.

Los jóvenes quedaron satisfechos y contentos de aquella interpretación, sin embargo, la tensión en los campamentos de huelga fue en aumento, al grado de que el 30 de mayo el propietario ordeno dispararles a los trabajadores de la planta sur de Pato Pascual, dos trabajadores murieron y más de 15 resultaron heridos.

Porfirio y Angelina se volvieron a dar cita en casa del tío para comentar la nueva estrategia planteada por Demetrio Vallejo, el legendario líder ferrocarrilero que desde el Partido Mexicano de los Trabajadores planeo los pasos a seguir para ganar la huelga.

Recuerdo bien los días de aquel verano lluvioso, mi padre había enfermado y desde su cama nos autorizaba a acompañar a los primos a los campamentos de Pato Pascual; las banderas rojinegras se veían desde lejos en las puertas de la refresquera alumbradas por las fogatas que los trabajadores hacían para mitigar el frio de la noche.

Las mujeres prestas y diligentes preparaban café de la olla y cocinaban en el lugar con el dinero que se recogía del boteo del día. Poco a poco se incorporaban más trabajadores y simpatizantes a brindar su solidaridad, desde luego llegaban los militantes del PMT, aún recuerdo algunos nombres, Javier Santiago, Violeta, Eduardo Valle “El Búho”, Porfirio Martínez y el propio Demetrio Vallejo.

En torno a la fogata siempre había algún compañero que tocaba la guitarra y los coros “de venceremos, venceremos, mil cadenas habrá que romper…” se escuchaban hasta más halla de la calle de Euskaro y ya encarrerados gritábamos a coro “No, no, no nos moverán, no, no, no nos moverán y el que no crea haber que haga la prueba, no nos moverán…” Las noches fueron largas por más de un año pues fue hasta mayo del año siguiente que se reconoció la legalidad de la huelga.

Tuvo que pasar más de un año para que en agosto del 84 se les adjudicara a los trabajadores los bines de la refresquera, formándose así la Cooperativa.

Boing o Pato Pascual es el refresco de los recuerdos, de la solidaridad, de la lucha y la unión, del trabajo de equipo y la bebida de los mexicanos.

A treinta años de aquella lucha hoy los trabajadores de la empresa me volvieron a sorprender: mantienen el cinco por ciento de participación del mercado; dan empleo a cinco mil personas de manera directa y generan más de 20 mil empleos indirectos.

Más aún la empresa ha logrado tener al frente a verdaderos líderes que han llegado a base de esfuerzo, que empezaron desde abajo y que con una visión de grupo estudiaron y han llegado, incluso a concluir una maestría; este es el caso del actual presidente de la cooperativa, Rubén Sequera del Ángel, quien con un esfuerzo de veinticinco años, logró terminar la carrera de leyes y posteriormente hizo una maestría.

Actualmente, el Consejo de Administración encabezado por Sequera, trabaja en la expansión del producto cien por ciento mexicanos en Estados Unidos, Rusia, Chile y Colombia.

Y como si esto fuera poco, Boing es un producto cuyos insumos son también de origen nacional, y que apoya al campo nacional, ya que la pulpa de fruta se elabora de productos provenientes de campesinos mexicanos y además se usa azúcar natural como endulzante.

Las fortalezas de este producto, que muchos lo recordamos desde que íbamos a la primaría en su famoso envase de triangulito, está en sus trabajadores y en sus más de 900 cooperativistas que continúan poniendo en alto el nombre de México en el mundo.

Google News

Noticias según tus intereses