Aún no ha tomado posesión como presidente, sin embargo ya se sienten los efectos de la era Trump en los esfuerzos por limitar los derechos reproductivos de las mujeres.  La promesa de Trump de nombrar a un juez que promueva limitaciones a la interrupción legal del embarazo ha motivado a los legisladores republicanos de Ohio y Texas a proponer nuevas regulaciones que podrían terminar discutiéndose en la Suprema Corte. Ahí, el ministro señalado por Trump sería factor decisivo para sostener estas regulaciones absurdas.

En Ohio el proyecto del “Latido de Corazón” buscaba limitar el aborto legal hasta antes de que pueda detectarse el latido fetal, esto es alrededor de la sexta semana de gestación. Con esto, Ohio hubiera sido el estado más restrictivo en los plazos para que una mujer pueda interrumpir su embarazo por decisión. Es importante destacar que en este proyecto de ley no se contemplan excepciones, por ejemplo, que el feto fuera producto de una violación sexual o de incesto.

Antes existía la posibilidad de un aborto después de las 20 semanas cuando el médico determinaba que la vida del producto era inviable fuera del útero. Ahora, fue aprobado un segundo proyecto para eliminar esta posibilidad, salvo cuando la salud de la mujer está en riesgo. Esta iniciativa ya había sido propuesta en 2011, 2013 y 2015, aunque ninguna había prosperado.

El gobernador de Ohio, John Kasich vetó la iniciativa del “Latido de Corazón”, alegando que así evitaría el costo de un litigio que probablemente sería perdido en la Suprema Corte: “”.  Sin embargo, promulgó la iniciativa que elimina el aborto legal después de la vigésima semana de embarazo cuando un medico considera inviable fuera del útero.

Mientras tanto, el departamento de salud estatal en Texas implementó nuevas regulaciones que entrarán en vigor el 19 de diciembre. En éstas se estipula que los proveedores de servicios de salud deben de disponer de restos fetales, ya sea a través de la cremación o el entierro. Para los funcionarios de salud es una medida que “busca elevar los niveles de sanidad y protección de los ciudadanos”. Sin embargo, es muy claro que se trata de una medida más para limitar en los hechos el acceso de las mujeres a un aborto legal.

Texas perdió una batalla legal en la Suprema Corte donde se imponían condiciones a las clínicas que imposibilitaban su funcionamiento al solicitarles requerimientos similares a los de los hospitales quirúrgicos. Esto provocó que tres de cada cuatro clínicas que operaban en Texas tuvieran que cerrar, pues era imposible cumplir con estos requerimientos. Pese a su derrota en la Suprema Corte, Texas busca implementar esta nueva iniciativa con la que se elevan los costos financieros de una interrupción legal. Sin duda, Texas espera que para cuando llegue el caso a la Suprema Corte, tengan al ministro nombrado por Trump a su favor.

Las nuevas regulaciones no tienen en cuenta la voluntad o las creencias de la mujer respecto al feto, la decisión es tomada por ellas. Y a esto se suman los gastos del entierro y la cremación. Así reducen el acceso al aborto. Serán, como siempre,  las mujeres pobres y de minorías étnicas las que se verán más afectadas. Para el Centro de Derechos Reproductivos, que comienza una nueva batalla legal contra Texas, "esta norma de motivación política está diseñada para restringir el derecho de la mujer a acceder a un aborto legal y seguro, incrementando dos cosas: el precio de los servicios sanitarios y el ".

Ohio y Texas son la punta de lanza de una nueva tanda de leyes restrictivas del aborto, impulsadas por el efecto Trump. El panorama no es alentador con la vacante en la Suprema Corte lista para ser ocupada por un conservador de línea dura que aprovechará la oportunidad de cambiar los criterios sobre el tema, los cuales han asegurado el derecho de las estadounidenses en las décadas recientes.

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