por Juan José Díaz Infante*

Reflexión sobre una exposición que pide reflexión.

Qué es más importante, el código de ética de la UNAM o una exposición de arte.

Dicho japonés: lo que no es tuyo, no es tuyo.

Por lo que he podido leer la Fundación Barragán en Suiza no ha dado acceso a Magid a materiales del Arq. Barragán para inspirarse para sus exposiciones y su obra. He leído varias versiones de textos donde Barragán hecho anillo era una herramienta para que Magid pudiera tener acceso al archivo y también he leído que era para que el acervo regresase a México. En Japón hay un dicho que dice lo que no es tuyo es de otra persona, es decir, lo que no es tuyo, no es tuyo. De la misma manera que si yo pido al Louvre hacer una instalación con "La Gioconda", tampoco me la prestarían. Y el ir a desenterrar a Leonardo Da Vinci para hacer un anillo cultivado en un laboratorio para intercambiarla con el Louvre no creo que desatoraría el asunto.

La exposición en el MUAC de Jill Magid, "Una carta siempre llega a su destino", entiendo que pide que tengamos una reflexión sobre la privatización de los archivos de los artistas y una sugerencia de que haya un acceso público al archivo Barragán. No me queda claro si ella habla sobre todos los archivos de los artistas o solamente el de Barragán. Yo respeto mucho a cualquier artista, bajo el principio de que cualquier persona  tiene derecho a decir lo que quiera. De la misma manera que infiero que debería de haber un respeto simétrico, respeto al público, otros artistas, arquitectos, patrimonio, etc. El respeto comienza con la palabra y con lo que uno declara, yo he visto muchos artistas declarar que su obra dice lo que dice y que no la explican. Otros declaran que es de protesta y así sucesivamente. Siento que cuando una obra se tiene que explicar y volver a explicar, sucede la misma fenomenología del chiste explicado. Eficiencia cero, se pierde la fuerza de la obra, y la atención la adquiere la explicación. Es esa diferencia entre saber hacer gelatinas y saber escribir las instrucciones de cómo hacer gelatinas.

Sucede de igual manera cuando las instituciones publican su misión o su visión y resulta que la tienen que volver a explicar porque no se entiende.  La libertad de decir lo que uno quiera no garantiza que las premisas sean válidas o que realmente haya pensamiento. Las mismas palabras dichas por distintas gentes tampoco son lo mismo. No es igual cuando un delantero de los Pumas dice que no le van a meter un gol, que cuando lo dice el portero o el arbitro. Mismas palabras definen acciones totalmente distintas. Cuando lo dice el portero es por que confia en sus reflejos y en su defensa, cuando lo dice el delantero quiere decir que va a bajar a defender ya que no confía en su defensa o su portero, cuando lo dice un árbitro parecería que el partido está vendido. Una frase así de sencilla que en un momento muestra nobleza puede ser todo lo contrario.

“Me interesa cuestionar cómo los artistas pueden compartir ideas creativas al margen del sistema legal de propiedad intelectual. Mi rol como artista es señalar situaciones que no percibimos fácilmente o que parecen invisibles, como las estructuras de la ley” (Jill Magid, Gaceta Digital UNAM).

Cuestionar el obedecer la ley en un país como México no es igual que estarlo cuestionando en los Estados Unidos o Berlín.  La misma artista creo que no ha reflexionado que México es un país que tiene una dimensión elástica de la ley. Se genera un discurso público donde Duarte o las mercancías piratas de Tepito ahora resultan en línea con el arte.  Yo como mexicano antes de ponerme a romper la ley estaría hablando de ejemplos donde se cumpla o se exija la ley.

En el artículo de Nexos sobre la mesa de discusión se cita Cuauhtémoc Medina, hablando de ética: "guarda un lugar paradójico y complejo que no es el derecho ni la postura individual. La ética, no la podemos imponer a los demás porque, más que ser una ley, es un fenómeno en el que sucede un encuentro de distintas visiones. Por lo tanto, la Universidad respalda la posibilidad de manifestar diferentes opiniones y la obra..." Según lo que entiendo se está citando un argumento por parte de la UNAM que está estableciendo un ejemplo donde la ética no se puede imponer.

Yo me pregunto entonces para qué hay un código de ética de la institución si esta no se aplica, busqué "reglamento" y encontré una serie de publicaciones electrónicas que responden a un código de ética de la UNAM que habla de la manera que se debe de comportar un universitario, cito, "Respeto: Respetaré sin excepción alguna la dignidad de la persona humana y los derechos y libertades que le son inherentes, siempre con trato amable y tolerancia para toda la comunidad universitaria.” ()

El mismo código de ética de la UNAM, en otra sección, también tiene una parte que se refiere a los derechos de autor, donde es obligación de los universitarios salvaguardar TODOS los derechos de TODOS los involucrados. Quiero entender que no es un problema de defender los que yo creo sean correctos sino los derechos de todos los involucrados. Es decir que la universidad mexicana, su obligación primaria debe de ser salvaguardar los derechos de Barragán.  Esto pone a la Fundación Barragán también en el juego, ya que la universidad tiene que ser respetuosa de los tratados internacionales firmados por México. Complejo el asunto de aceptar ser universitario y ser parte de un contrato de conducta que se refiere a un estandard de calidad mayor a la legalidad. La UNAM tiene obligaciones, Magid tiene derechos, dos cosas distintas que no se deben de confundir.

Ahora bien si respaldamos la idea de que el patrimonio arquitectónico en México es adecuadamente cuidado, y debiera de regresar el archivo Barragán. La obra del Super Servico Lómas de Vladimir Kaspé, ahora demolida es un claro ejemplo del patrimonio en las manos equivocadas. Queda nada. El patrimonio arquitectónico perdido en México es una cotidianidad. Es la falta de formalidad en la palabra, falta de aplicaciones de la ley, falta de límite de la voracidad del dinero por el dinero mismo, es la pérdida de valor y la pérdida de respeto. Se generan situaciones paradójicas interesantes cuando la ley aplica para exhumar los restos de Barragán, pero no cuando se demuele la obra de Vladimir Kaspé.

El respeto como diría mi amigo Carlos Somorrostro es por que te lo mereces, asi la Fundación Barragán, que es la primera que puso su dinero en la conservación de los materiales debería de ser la que merece en primer instancia respeto. Ellos han respetado todo lo que se ha acordado. No destruyen el patrimonio, no mutilan el patrimonio, lo guardan, están haciendo investigación y tienen derecho sobre de él por que lo compraron, un derecho que se establece dentro de la ley de derechos de autor de una convención en Berna donde México como país firmó. Ese respeto al derecho de autor es lo que permite resguardar el patrimonio y sobre todo, que tenga valor. En las palabras de Benito Juárez, el respeto al derecho ajeno es la paz.

Llegar al final antes del principio es un vicio del lenguaje político donde de una manera muy fácil alguien dice que habrá empleos para todos, Internet en todo el país, digitalización en las escuelas primarias, narrativas públicas y demagógicas que generan un ambiente que se puede decir lo que sea y que se convierte en verdad por decirlo. Es un vicio de pensamiento muy mexicano, querer llegar al final sin el principio.

Me queda claro que hacer del Arq. Barragán un anillo de diamantes cultivado en laboratorio no se puede clasificar como un acto de respeto. Visto como un problema de derechos de autor, hacerlo anillo es una mutilación sobre Luis Barragán como personaje creador de sí mismo y de su última voluntad. A mi desde niño me duele la arquitectura, el exhibir a Barragán hecho anillo dentro de un edificio de Teodoro González de León tiene también una connotación. Duele.

Sólo me queda agradecer a mi maestro Roberto Alatorre que me haya enseñado ética en la preparatoria.

Juan José Díaz Infante* Artista Multidisciplinario

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